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El día que el Alavés y el barro amargaron las Fallas al Valencia CF

Antonio Puchades era el líder de aquel Valencia CF
David Torres

El Valencia CF recibe este sábado en Mestalla al Deportivo Alavés en Mestalla, un rival a priori sencillo, pero que tiene el dudoso honor de ser uno de los contrincantes más amargos que el Valencia jamás ha tenido en las fiestas josefinas. No fue en Mestalla, sino en el antiguo Mendizorroza, exactamente un 20 de marzo de 1955 cuando con los monumentos aún humeantes, el conjunto vasco le endosó un contundente 7-0 a un gran Valencia que, sin embargo, aquella tarde recibiría una de las derrotas más dolorosas de su historia.

Y no era mal equipo el de aquella temporada. Aquel Valencia, que el año anterior se había coronado com campeón de Copa del Rey tenía en su filas a hombres de reputado prestigio como Puchades o Pasieguito. Leer el once titular del Valencia CF aquel día hacía temblar a propios y extraños: Quique Martín, Sócrates Belenguer, Luis Díaz, Juan Carlos Quincoces II, Enrique Buqué, Antonio Puchades, Bernardo Pasieguito, Pedro Marroig, Daniel Mañó, Manuel Badenes y Antonio Fuertes.

El terreno de juego fue clave

Las crónicas de aquella época, recogidas por el portal Ciberche, no acertaban a explicarse el escandaloso marcador. "Resultado difícil de comprender" aseguraban al tiempo que hacían constar que "el terreno de juego resultó extremadamente perjudicial para los levantinos. El agua caída antes del comienzo del encuentro, y la que a renglón seguido siguió cayendo, dejó Mendizorroza en pésimas condiciones".
Además de elogiar a los vascos, los cronistas locales echaban en cara que "el Valencia, equipo que inútilmente trató de jugar un juego preciosista, nada más contraproducente en un campo tan embarrado" pero concluían que "ese 7-0 al Valencia, resultado de escándalo, pero plenamente justificado".
Para el colegiado, eso sí, también hubo cera. Pitaba "el señor Fombona Fernández, que tuvo una normal actuación sin querer ver dos claros penaltis en el área valenciana".

El guardameta del larguero

El gran protagonista del duelo, por desgracia para él, fue el meta Quique Martín, el cancerbero que un año antes había festejado el 3-0 al Barcelona en la final de Copa de 1954 subido al larguero. Lo cierto es que aquella tarde recibió quizá la peor goleada de su carrera en un partido que apenas tuvo historia. 
Al descanso perdía sólo por dos goles a cero, pero en la segunda mitad llegó el diluvio y cinco tantos más.


Más de medio siglo después, en plenas Fallas, Valencia y Alavés vuelven a verse las caras. El escenario es distinto y el marcador debería ser radicalmente diferente. Entre otras cosas, porque los de Marcelino no pueden dejar escapar ni un punto de su feudo para asegurarse la clasificación para la Champions de la temporada que viene. El antecedente debe servirles como aviso para evitar excesos de confianza o dejarse contagiar por el entorno festivo de una ciudad en plenas Fallas.  

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