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Stankevicius jugará su Mundial

Stankevicius en el Valencia CF.
ElDesmarque / EFE

El exjugador del Valencia CF Marius Stankevicius no estará en el Mundial de Rusia 2018, pero disputará su propia Copa del Mundo. El defensa participará en el Mundial de fútbol alternativo que organiza la Confederación de las federaciones de fútbol independientes (CONIFA) -las que no pertenecen a la FIFA- y defenderá la bandera de Padania.

Matabelelandia, Tíbet o Chipre del Norte son algunos de los equipos del Mundial de fútbol alternativo que, lejos de la fanfarria de la cita oficial de Rusia, competirán en Londres a partir de este jueves. La CONIFA organiza este torneo que reúne a equipos de Estados soberanos, de naciones sin Estado o de minorías étnicas.
Los 16 equipos que participan en este Mundial representan a unos 334 millones de personas de todo el mundo, y entre ellos no hay ningún latinoamericano ni español.
Padania, que representa al norte de Italia, es favorita en las apuestas, seguida por Abjasia, Panjab -que representa a la diáspora punjabí- y Barawa.
Posiblemente, el jugador más conocido disputa el torneo con Padania. Se trata de Marius Stankevicius, de 36 años, que jugó en la selección lituana, en el Lazio italiano, y en el Sevilla y el Valencia españoles.
«Muchos de nuestros miembros tienen una historia bastante trágica», dijo a la AFP el presidente de la CONIFA, Per-Anders Blind. «Aunque no se hayan encontrado nunca, comparten la cancha e historias similares».
«Muchos de estos equipos fueron objeto de intimidaciones, abusos y olvido de gobiernos, quizás quisieron quitarles su territorio. Por eso hay respeto y comprensión».

30 jugadores estuvieron en las principales ligas europeas

Según un recuento de The Times, al menos 30 de los jugadores participantes llegaron a estar en las principales ligas europeas. Algunos incluso jugaron la Champions League.
El torneo de 10 días arranca este jueves con la ceremonia inaugural en el estadio del Bromley, de la quinta división inglesa, con capacidad para 5.000 espectadores.
Le seguirá el partido entre Barawa y Tamil Eelam, que representan a una comunidad del sur de Somalia y a los tamiles de Sri Lanka, respectivamente. «Es el ramadán para nosotros, muchos jugadores estarán en ayunas, es un desafío adicional para nosotros», dijo el entrenador de Barawa, Abdikarim Farah, en conferencia de prensa.
Yong Hak, de 39 años, es jugador-entrenador de Coreanos Unidos en Japón. Hace ocho años, el que fue centrocampista en la primera división japonesa, se medía a Brasil con Corea del Norte en el Mundial-2010 de Sudáfrica, ante 54.000 personas (2-1 para los sudamericanos). Este jueves, su equipo se medirá a Armenia Occidental.

La bendición del Dalai Lama

El Dalai Lama bendijo al equipo del Tíbet antes de que viajarán a Londres. El desplazamiento y participación en el torneo supuso un gran esfuerzo para algunos equipos. La región zimbabuense de Matabelelandia lo consiguió gracias a donativos y a la venta de camisetas. Su único patrimonio antes del torneo eran dos balones.
Su entrenador llegó a pedir en Twitter que les ayudarán a llevar a los jugadores desde el aeropuerto de Heathrow al hotel. Un hincha se encargó de hacerles llegar una comanda de pollo frito hasta su alojamiento. El que fue portero del Liverpool y de la selección de Zimbabue, Bruce Grobbelaar, es su entrenador de porteros.
Cascadia, una región entre Canadá y los estados estadounidenses de Oregon y Washington, en el oeste, disputará el primer partido de su historia ante Ellan Vannin, el nombre en gaélico de la isla de Man, una dependencia de la Corona británica en el mar de Irlanda.

Un Mundial cada dos años

Se trata del tercer Mundial CONIFA, que se disputa cada dos años. El Condado de Niza, en Francia, conquistó el torneo de 2014 disputado en Suecia, mientras que Abjasia albergó y ganó el de 2016. La clasificación se disputó en partidos competitivos, en vez de invitaciones, y algunos de los miembros de la CONIFA más conocidos, como Groenlandia, Mónaco o el Kurdistán iraquí, no estarán en Londres.
El antiguo árbitro internacional inglés Mark Clattenburg pitará la final. Además de las tradicionales tarjetas rojas y amarillas, los jueces disponen de una verde para las protestas o las trampas, que obligan a sustituir al jugador.
Las entradas cuestan 11 libras (14,60 dólares, 12,60 euros) y algunos partidos se juegan expresamente cerca de los barrios londinenses donde viven las comunidades étnicas representadas por los equipos.

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