El Valencia CF se quitó un peso de encima al vencer al Young Boys en Mestalla. Los de Marcelino, que fueron mejores que su rival, abrieron la lata pronto gracias a Mina. El Young Boys empató, gracias a una dureza que el VAR no permitiría, pero inmediatamente después Mina haría el 2-1. Ya en la segunda mitad, Carlos Soler, culminó su gran actuación haciendo el definitivo 3-1. El Valencia-Young Boys fue un duelo intenso, en el que el conjunto de Mestalla fue mejor y encontró los goles que se le han resistido hasta la fecha. Gran victoria para seguir vivos en la Champions y dependiendo de sí mismos.
Marcelino repitió once inicial. Para la final de Champions, el técnico echó mano de su guardia pretoriana. Esto es, todos los jugadores del año pasado con la única excepción de Wass en el lateral derecho. Y estos, los futbolistas, murieron por su técnico, y por el equipo. En el 4' Rodrigo ya había marcado gol, pero el colegiado Kovacs lo anuló por fuera de juego, cuanto menos dudoso. El equipo, como en envites anteriores, salió lanzado en busca de un gol que les diera la tranquilidad y este llegó en el 14. Rodrigo cae a banda, se la cede a Carlos Soler que evita la salida de Von Ballmoos con calidad. Su remate, sin embargo, se estrelló en el palo y Santi Mina, con la caña preparada, remachó el 1-0. Mestalla rebosaba felicidad y respiraba tranquilidad.
El gol trajo la calma y la dosis de confianza perdida y el equipo empezó a gustarse y gustar. Sin embargo, se echó para atrás y empezó a encajar patadas, porque el Young Boys apretó las tuercas e incrementó su dureza con el gol encajado. El colegiado rumano no supo cortarlo a tiempo y se hicieron con el control del centro del campo. Así llegó el empate a un gol. Coquelin fue cazado en la medular, el Istvan Kovacs no señaló nada, el balón le llegó a Lauper, que centró por debajo de las piernas de Gayà para que Assalé rematara lejos del alcance de Neto, también por debajo de las piernas de Gabriel Paulista.
Por fortuna para los valencianistas, Mina devolvió las cosas a su sitio casi inmediatamente. Un gran centro de Carlos Soler fue permitió al gallego adelantarse a su marcador poner el 2-1 en el electrónico en el 42.
3-1. el partido ya no se podía escapar. Faltaba salvar la integridad de los valencianistas, constantemente zarandeados y cosidos a patadas por los chicos de Seoane.
Tras el paso por vestuarios el Valencia mantuvo el dominio del juego. Carlos Soler avisó una vez, y el recorte se le fue largo, pero a la segunda, en el 55, ya no perdonó. Recibió de Rodrigo en el medio, se coló hacia el área suiza, encaró a Von Ballmoos y le batió de tiro cruzado. 3-1. el partido ya no se podía escapar. Faltaba salvar la integridad de los valencianistas, constantemente zarandeados y cosidos a patadas por los chicos de Seoane. De hecho, hasta el 76 no se dignó el rumano Kovacs a poner las cosas en su sitio, momento en que expulsó a Kanogo poco después de que dejara a Coquelin cojeando.
Marcelino sacó a Mina y a Guedes por precaución, dando entrada a Gameiro -silbado-, Ferran Torres y en las postrimerías del choque a Vezo. Nada cambiaría ya, ni tan siquiera se reducirían las patadas de los suizos. El Valencia, por fin, vuelve por sus fueros y ya tiene la goleada que necesitaba para recuperar la confianza perdida. Los de Marcelino siguen vivos en Champions y siguen dependiendo de sí mismos.