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Las cabezas de ajo ya le funcionaron una vez al Valencia CF

El periodista no es noticia

"Lo único que no entiendo es que nosotros llevemos nueve empates en casa. Es lo que no entiendo. Y como no tengo una explicación no la puedo dar. En casa tendremos que echar ajos en las porterías para tener efectividad. Eso nos está negando las victorias. ¿Qué puedo pedir más a mis futbolistas?", explicaba Marcelino desesperado al final del encuentro que terminó sin goles ante el Espanyol.

El entrenador, en su desesperación por explicar la mala suerte, apela a la superstición y a las cabezas de ajo, remedio que ya le funcionó al Valencia CF una vez en su historia. La situación es, cuanto menos, extraña y recuerda por aquello de los ajos, a la manida anécdota que recordaba siempre en vida el ilustre Pepe Vaello.

Pepe Vaello.

Pepe Vaello, (Valencia, 1925-2017), era un aficionado muy vinculado al club así como al equipo, al que acompañó por medio mundo de modo fiel y desinteresado, e incluso llegó a ser un miembro más de la expedición, a lo largo de la década de los 70 y 80. Poseedor de un admirable depósito histórico de imágenes del Valencia CF, en parte heredado del fotógrafo del club Emilio Viña, en 2012 recibió, por su abnegado valencianismo durante toda una larga vida y su colaboración y amor al club, la insignia de oro y brillantes del VCF. Fallecido en 2017, un año después la Asociación de Futbolistas editó el libro “Pepe Vaello, una vida junto al Valencia CF”, en recuerdo y homenaje a su persona.

Vaello siempre contaba una anécdota relacionada con los ajos pero que sucedió en el Vicente Calderón: ”En la final de Copa del 79, jugabamos contra el Real Madrid en el campo del Metropolitano (Atletico Madrid). Una hora antes de comenzar el partido me viene Rafa Garcia, preparador físico del VCF, y me da dos cabezas de ajos y me dice 'ponlas detrás de una portería'. Disimuladamente, procurando que la policía que vigilaba la final no me viera, las puse detrás de una portería. Ganamos 2-0, con goles del matador Kempes, y ambos goles los hizo en la portería donde había dejado los ajos”. Vaello lo atribuía a la casualidad, no a la eficacia del remedio, pero la realidad está ahí: los ajos ya le funcionaron una vez al Valencia CF. 

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