La crónica de un viaje bronco y copero

El Valencia CF visitó territorio amigo en su debut en Copa, y estuvo respaldado por los aficionados ches que se desplazaron a Las Gaunas. En ElDesmarque Valencia te contamos cómo fue este viaje bronco y copero a Logroño.

Cuando Valencia CF y UD Logroñés quedaron emparejados en el sorteo de dieciseisavos de Copa, Las Gaunas se convirtió en un destino deseado para los acérrimos valencianistas que aman el fútbol con sabor añejo. El hermanamiento entre ambas aficiones era el gran reclamo, y el evento llamó la atención de valencianistas veteranos que ya vivieron los amigables enfrentamientos con el extinto CD Logroñés a finales de los 80 y en la primera mitad de los años 90.

El convoy valencianista, formado por un autobús lleno, marchó hacia Logroño por la mañana a pesar de los coletazos del temporal 'Gloria' en la península. A punto de entrar en tierras aragonesas, todo lo que rodeaba la carretera estaba cubierto por un grueso manto de nieve. Los valencianos, que no estamos acostumbrados a ver esos paisajes, nos quedábamos embobados en la ventana del autobús. Mientras tanto, el clásico personaje entrañable que hay en cada viaje valencianista amenizaba el trayecto contando un chiste tras otro.

Después de una parada técnica para comer, el entorno se volvía hostil en la carretera entre Teruel y Zaragoza. Niebla, metros de nieve, viento, hielo en el asfalto. El autobús se adentraba en el 'Silent Hill' aragonés. Todo por ir a Las Gaunas. Y por la tarde, la expedición llegó a su destino.

"El Valencia es mi segundo equipo"

Aunque la archiconocida calle del Laurel pillaba un poco lejos del estadio, en los aledaños de Las Gaunas también se podía encontrar un amplio surtido de vinos, vermús caseros y pinchos. El ambiente de partido grande en el estadio riojano se empezaba a notar. El club vendió más de 11.000 entradas para casi llenar un estadio que, aunque fue fundado en 2002 a escasos metros del Viejo Las Gaunas, está empapado del sabor del fútbol tradicional.

Los aficionados del Logroñés nos dieron la bienvenida de la forma más cariñosa. Algunos nos preguntaban por el temporal que habíamos atravesado para llegar a Logroño, otros nos enseñaban con orgullo la camiseta azul del Valencia de 1995 con el dorsal de Iñaki Hurtado, exjugador valencianista que salió de la cantera del Logroñés.

Especialmente curiosa es la historia de un grupo de amigos ataviados con equipaciones antiguas del CD Logroñés, y algunos con bufandas del Valencia. "La tengo desde hace años porque es mi segundo equipo", comentaba uno de ellos, que recordaba los buenos recibimientos entre ambas aficiones en los años siguientes al ascenso que Valencia y Logroñés compartieron en 1987. "Los 90 hicieron mucho daño", decían entre risas. Lo curioso es que uno de ellos es aficionado y abonado del SD Logroñés, el otro equipo de la ciudad resultante de la extinción del CD Logroñés.

La diferencia entre ambos clubes es similar a lo que sucede en otras ciudades de España como Salamanca. Mientras que el UD Logroñés surgió a partir de la conversión del CD Varea tras la desaparición del CD Logroñés, la SD Logroñés nació como un proyecto impulsado por los socios de la antigua entidad. Al preguntarles si se llevaban bien, el aficionado del SD Logroñés respondía: "Claro, yo he venido con mis amigos a apoyar hoy al UD Logroñés". Otro integrante del grupo, aficionado del UD, replicaba: "Nos llevamos bien porque somos amigos de toda la vida, pero lo cierto es que la relación entre las aficiones no es nada buena".

Piropos en el estadio

Ya dentro de Las Gaunas, los valencianistas agradecían que la totalidad del campo estuviera cubierta, pues comenzó a caer un aguanieve y el frío arreciaba en la capital riojana. Las pancartas en el Viejo Fondo daban la bienvenida al Valencia a 'su casa'. A pesar de que a los 15 minutos Maxi Gómez marcó el gol que acabaría siendo definitivo, los piropos entre las aficiones no cesaron. Del "Logroñés, de Primera es" de los ches, al "Ni Barça ni Madrid, Valencia y Logroñés" de los blanquirrojos.

Tras finalizar el partido y con un largo camino de vuelta por delante, los casi cien aficionados valencianistas que ocuparon la grada visitante y que incluso estuvieron desperdigados por el estadio abandonaron Las Gaunas con la sensación de haber visitado un estadio de Primera.