'El Valencia es de Noelia' es la protesta pictórica que estos días ha sorprendido a todos los valencianistas que han podido ver en directo o bien a través de las redes sociales la composición elaborada por @itmustbelove86.
La afición valencianista está levantada en armas contra la gestión negligente de Peter Lim en el Valencia y tras el descalabro deportivo y económico, demuestra su malestar a través de iniciativas como esta.
El Valencia no es de ellos.
El Valencia es de Noelia.#VCF pic.twitter.com/W64e5QkH7W— itmustbelove86 (@itmustbelove86) August 7, 2020
'El Valencia es de Noelia' encarna el sentimiento de cientos de miles de valencianistas cuyo sentimiento por el club de sus amores les convierte en propietarios del mismo, sin importar la estructura accionarial, la mayoría de la cual, obviamente es de Peter Lim. Pero eso poco o nada tiene que ver con el sentimiento a raudales que existe en la hinchada blanquinegra que asiste no sin decepción y estupor a los vaivenes de un máximo accionista con un juguete roto en las manos.
La chica de la fotografía, para muchos Noelia, se convirtió en un icono valencianista allá por 1971. El Valencia se proclamaba campeón de Liga en Sarrià y la celebración de 'Noelia' fue la de todos los valencianistas. Su imagen se convirtió en eterna.
La búsqueda ha concluido. La musa del Valencia CF en la Liga de 1971 ha aparecido y su nombre, como era de esperar, no es Noelia. Se llama María Teresa Berenguer (Mari Tere para los amigos) y ha vivido el valencianismo desde que su padre compró las entradas para el partido de Sarrià en 1971, donde el conjunto valencianista se alzó con el título de Liga. Esta aficionada del Valencia se ha convertido, tras un año de búsqueda y cincuenta de anonimato, en uno de los referentes para el valencianismo.
En una entrevista para CV Radio, uno de los símbolos más importantes del valencianismo se muestra sorprendida por todos los intentos de encontrarla desde el centenario del club: ''No soy Noelia. Soy Teresa. María Teresa Berenguer. Lo mío con el Valencia fue un flechazo. He querido al Valencia desde ese momento hasta los días de hoy. Vivía en Brasil pero me vine con mi padre en marzo. El día de Sarrià fue un día increíble para mí. Mi padre y yo saltamos al campo con una alegría inmensa. Me abracé a los jugadores y todo. Fue un dia inolvidable'', recuerda.