El Valencia CF visita Mendizorroza este domingo a las 21 horas para disputar el duelo correspondiente a la jornada 10 de LaLiga Santander ante el Deportivo Alavés, que no acaba de despegar en el año de su centenario. La temporada pasada consiguió la permanencia por los pelos tras la destitución de Asier Garitano a falta de pocas jornadas. Juan Ramón López Muñiz logró salvar la situación y el Alavés puede disfrutar su 100 aniversario en la Primera División española. El técnico asturiano consiguió cuatro puntos de 12 posibles, lo que sirvió para la permanencia.
No obstante, desde la entidad babazorra no se confió en él y optaron por un perfil más contrastado: Pablo Machín. El soriano venía de sendos fracasos con RCD Espanyol y Sevilla FC que le costaron la destitución, pero aún sigue en el recuerdo el temporadón con el Girona FC en su primera temporada en LaLiga.
Fichar a Machín suponía también traer a jugadores que se acoplasen a su tradicional 1-5-3-2 defensivo o 1-3-5-2 ofensivo. Lo que más les urgía: más centrales y carrileros con recorrido que puediesen dar buen rendimiento en dicho esquema. Ni unos ni los otros.
En la zona defensiva, solo han incorporado al central Lejeune y al lateral derecho Tomás Tavares. A parte, Rodrigo Battaglia, Deyverson y Jota Peleteiro.
Si por alguna cosa se había caracterizado Pablo Machín desde que debutó en LaLiga con el Girona FC es por su tozudez y apuesta continuada por su esquema. Ni lo había cambiado antes ni se lo había planteado.
Pese a no tener los jugadores más adecuados para presentarlo sobre el tapete, el técnico soriano inició las dos primeras jornadas con su tradicional defensa de cinco. Luis Rioja y Édgar Méndez ocuparon los flancos, pero no terminaron de funcionar. Dos derrotas y malas sensaciones. Tres goles en contra y solo uno a favor.
Contra todo pronóstico, Machín se decidió a pasar a un 1-4-4-2, que en situaciones defensivas llega a ser un 6-2-2. Los dos laterales que juegan, Rubén Duarte y Ximo Navarro, son centrales reconvertidos y las bandas las ocupan los que en la defensa de cinco jugaban de carrileros.
Desde el cambio, dos victorias, cuatro empates y dos derrotas (10 puntos de 24 posibles). Las sensaciones, eso sí, no terminan de ser del todo positivas.
Aunque es un factor dentro de lo esperado, el Alavés es un equipo que no consigue dominar y que cuando lo hace es por circunstancias obligadas. Básicamente, porque va por detrás en el marcador.
De hecho, solo ha tenido más posesión en un partido: 56% ante el Real Valladolid (victoria 0-2). Sin duda, su mejor partido.
No domina porque no es su estilo de juego. Ni lo es ahora ni lo fue con Garitano ni con Muñiz. No tiene jugadores para ello. La propuesta es sencilla: intentar hacerse fuerte atrás y buscar el juego directo para que Joselu o Deyverson, cuando juega, puedan bajar balones. No hay más. Joselu, por ejemplo, ha ganado esta temporada una media de siete duelos aéreos por partido (66%).
Sin embargo, la realidad es que a Machín no le está acabando de funcionar esta propuesta en cuanto a juego se refiere. Los resultados, por su parte, sí que entran dentro de lo esperado.
Además, al equipo le cuesta mucho llegar a zonas ofensivas, lo cual se explica fundamentalmente por la baja durante varios partidos de Lucas Pérez. Los babazorros son el tercer equipo menos goleador de LaLiga (7 goles).
El Valencia CF dispone de la oportunidad perfecta para confirmar las sensaciones que han dejado los últimos dos partidos ante Real Madrid y Getafe CF.
El Alavés, eso sí, encadena tres partidos sin perder y en los dos últimos ha conseguido empatar con un jugador menos. La suerte está echada.