El Valencia CF empató sin goles ante la SD Eibar en el partido que cerraba la jornada 12 de LaLiga Santander y que demuestra que a este equipo le falta gol, calidad y que, tras el mercado de fichajes, sufre para sacar los partidos. El equipo planteó un partido serio en defensa pero no ofreció prácticamente nada en ataque. ¿Lo mejor? Dejó la portería a cero e incluso tuvo un par de ocasiones claras para marcar. ¿Lo peor? Otra vez el once de Gracia fue doblegado por su rival. De inicio Gracia apostó por la continuidad. Únicamente metió en la zaga a Mangala obligado por la lesión-sanción de Guillamón. El equipo, que empieza a ejecutar los automatismos que pide su técnico con fluidez, salió en Ipurúa con el cuchillo entre los dientes, metido en el partido y buscando balones largos para que Maxi las bajara del cielo. Tras unos primeros compases iniciales, el Eibar recuperó el aliente y, percutiendo por la izquierda con Bryan Gil, empezó a poner en apuros a los de Mestalla.
El principal problema del equipo, que parece haber aprendido a defenderse de forma ordenada, es que le falta mucho fútbol para sacar el balón. Ni Mangala, ni Gabriel, ni Racic tienen suficiente criterio y clase cuando les enciman para sacar el balón con claridad y habilitar a sus compañeros. La consecuencia era evidente: duraba poco la pelota en posesión valencianista.
Era a lo que quería jugar el Valencia. Balón rápido arriba y no perderlo cerca de su área. Así, de esta forma tan rudimentaria, en el 28 llegó la primera ocasión clara para los de Gracia. Maxi Gómez centró desde la derecha y Manu Vallejo a punto estuvo de embocar el centro que se terminó yendo fuera.
La respuesta armera dejó en evidencia a Mangala. Mal en el despeje, mano en el área y entrega al rival. Todo en menos de medio minuto. El remate final de Kike García por suerte lo blocó Jaume. El partido estaba trabado, frío, gris como el tiempo y así se llegó al descanso.
La tendencia la rompió Racic con una impresionante volea que Dmitrovic sacó con una mano increíble cuando ya se cantaba el gol.
Tras el paso por vestuarios, el Éibar volvió a dominar el juego. La tendencia la rompió Racic con una impresionante volea que Dmitrovic sacó con una mano increíble cuando ya se cantaba el gol. Fue la parada de la jornada, una lástima. A la jugada siguiente sería Maxi quien, escorado pero libre de marca, decidió no chutar y cederla atrás a Carlos Soler. Le cortaron el pase en la jugada más clara de ataque de los de Gracia que, ante el inmovilismo del equipo, decidió mover su banquillo en el 69. El técnico sacó a Jason y Gameiro por Yunus y Vallejo. Hombre por hombre de refresco.
A balón parado el Valencia amagaba entre Lato y Soler pero lo único que conseguían era engañar a sus propios compañeros con Mangala a la cabeza -desastroso el frnacés- que cayeron en fuera de juego ante tanto amago. Era una buena metáfora de un partido soso, con poco fútbol, feo y sin muchas ocasiones claras. No se repetiría más ya que Lato, lesionado dejó su puesto a Correia.
Lo que sí seguiría es el pésimo partido de Mangala. Una falta suya provocó una falta lateral que terminó en el larguero tras tocarla Jaume. El meta salvaría el gol tras tiro de Enrich en el 88. El Valencia pedía la hora y firmaba el empate. Las llegadas armeras se sucedían. El propio Enrich la estrelló en la cruceta en el 89.
En una contra Gameiro tuvo la última, pero el francés está negado y Dmitrovic le salvó un gol cantado. No hubo tiempo para más.