Guillem Molina se reivindica pero no impide la derrota del Valencia
El fútbol concedió este martes una reválida al canterano valencianista Guillem Molina, que se estrenó con el Valencia en LaLiga Santander. El central de 20 años fue el escogido por el técnico Javi Gracia para sustituir al lesionado Gabriel Paulista en el primer tramo del encuentro. El técnico navarro sorprendió desde el inicio modificando el sistema táctico al introducir la variante de los tres centrales con Mangala, Diakhaby y el propio Paulista. Tras la lesión prematura de Paulista, Javi Gracia optó por dar la alternativa a Guillem Molina pues cualquier otra opción habría supuesto la modificación del sistema.
La papeleta no era nada sencilla para el zaguero de Valls, que debutó el pasado miércoles en Copa del Rey ante el Terrassa en un duelo que rozó la tragedia para los valencianistas y en el que Molina fue expulsado por doble amarilla.
Con este contexto como telón de fondo, el zaguero saltó al terreno de juego en pleno partido ante el Sevilla. Su adaptación a la élite debía ser automática pues así lo exigía el guión de partido.
A Molina se le vio algo nervioso e impreciso durante sus primeros minutos sobre el terreno de juego pero pronto entró en calor y en la dinámica que precisaba la intensidad del duelo. En uno de las llegadas peligrosas al área por parte del Sevilla, su estirada fue providencial para tapar el remate de Ocampos tras un centro peligroso desde el costado diestro.
En la línea de tres centrales, Molina formó en la diestra con Mangala en el centro y con Diakhaby en el extremo zurdo. Con el equipo arropado, la actuación de Molina no desentonó en absoluto.
En el 54', Molina tuvo un fuerte encontronazo con Luuk De Jong. El ariete neerlandés arrolló al central, acción que le sirvió para que el delantero sevillista viese la tarjeta amarilla.
Molina aguantó bien la posición incrustado en esa línea de retaguardia poblada ante los atacantes hispalenses y solventó bien el trabajo que tuvo. Fue amonestado al cortar una contra sevillista y aunque ofreció una buena imagen, poco pudo hacer para evitar el gol del Sevilla, obra de Suso, mediante un potente disparo que engañó a Jaume después de tocar levemente en un defensor.