"Ponía todo mi interés para que mi equipo ganara y eso suponía hacer en muchos casos alguna 'trampilla' para que mi equipo se beneficiara de ello", reconoce en un nuevo video (Mis pecados en el terreno de juego) Santiago Cañizares, leyenda del Valencia CF que ahora se ha adentrado en el 'mundillo' de Youtube. En él, explica los trucos que él tenía y anécdotas concretas. Una de ellas, con la elástica blanquinegra, la UEFA Champions League, los balones y Españeta de por medio. Al final, lo avisa: "No creo que esta picaresca suponga no ser no ser deportivo o deportista. Tiene que ver con el fútbol y con que muchas veces hay que tratar de sacar ventaja de cualquier situación en el terreno de juego".
Desde ElDesmarque Valencia recogemos los pecados de Cañizares sobre el césped.
"Valencia CF - Manchester United. Empatando ambos equipos, uno clasificaba como primero y otro como segundo. Última jornada de la fase de grupos. Creo que el año de la final del 2000. Al que perjudicaba el empate era a la Fiorentina. Sucedió que tanto Manchester como Valencia CF jugaron una primera parte a muerte: Angloma tiró un tiro al palo, Sheringham tuvo la mejor del United que afortunadamente pude detener. La actitud era de no fiarse del otro. La segunda parte empezó igual, pero la posesión de uno de los dos equipos empezó a ser más lenta y más retrasada. El otro interpretó que cuando cogiera la pelota, iba a hacer lo mismo. Aquello acabó en que en la última media hora de partido no se jugó. Yo además hice una 'trampilla'. Sabéis que los balones, según dice la FIFA ahora, tienen que estar en una presión entre 0,6 y 1,1. Si pones un balón a 0,6 o 0,7, va a estar blando y el disparo se va a mover en el aire. A mí me gustaba jugar con 0,9 o 1. Antes el equipo local ponía la presión de los balones. Yo encargué al utillero, a Españeta, que le metiera presión a los balones porque así va a ser un balón muy duro y muy lento. Y yo no quiero que haya goles hoy. Quiero que el que chute tenga dificultad. Hoy en día ya no se puede, porque los árbitros lo miden, pero aquel partido se jugó con un balón que parecía una piedra".
"La clásica pérdida de tiempo cuando nuestro equipo va ganando. Cuando llegaba la pelota al portero, yo tenía que tratar de que se jugara lo mínimo posible. Esto es normal, pero yo tenía mis trucos para poder conseguirlo. Por ejemplo, salía la pelota fuera por el lado derecho. No recogía esa pelota, daba la vuelta a la portería y buscaba una pelota con otro recogepelotas distinto. Pasaba que el recogepelotas inicial tiraba una pelota y yo tenía dos pelotas en el campo. Había que quitar uno, lo que hacía que el juego se retrasara un pelín".
"Otras veces, misma jugada, me iba a ver a un compañero mío a decirle nada y a fingir que le decía: "Hombre, ha pasado esto". A ver si lo corregía. En realidad hacía playback. Esa conversación ralentizaba el juego. Iba a hablar con un lateral o con un central y luego volvía corriendo: "Árbitro, disculpa, pero había una cosa que teníamos que solucionar" [...] Había un momento que no había más remedio, era una situación que el árbitro consideraba abusiva y te sacaba tarjeta. Yo medía en función de si estaba cerca de la suspensión. Lo que hacía es que como no me iba a sacar la segunda, iba a hablar con él: "Vete a tu sitio que me tienes harto".
"Todos los penaltis se protestan, aunque el defensa le haya partido las piernas al delantero. Aprovechaba para pisar la zona del punto de penalti donde pisa el futbolista para que no lo tenga cómodo para lanzar. Este no lo he aprendido, lo he visto de otra gente. Hay uno que tiró Iván Rocha, jugador del Alavés, que tiró muy fuerte, se escurrió al lanzar y salió la pelota casi por el córner. No recuerdo que aquel día fuera culpa mía".