Este domingo 18 de abril el Valencia CF no solo no juega en el Benito Villamarín ante el Real Betis en el encuentro correspondiente a la jornada 33 de LaLiga Santander, sino que también celebra el 50 aniversario de la Liga de 1971, la primera de la etapa moderna de la historia del club. Esta es la cuarta de las seis que tiene el Valencia en sus vitrinas y llegó tras las tres primeras conseguidas en la década de los cuarenta. Así las cosas, puso fin a una racha de 24 años de sequía en competición doméstica y dio paso a un periodo de 31 hasta el título siguiente, obtenido en 2002. Aquel hito no solo se recuerda por la importancia que tuvo para el club dirigido por Julio de Miguel, cuyo gerente era Vicente Peris. También por las tres anécdotas que dejó en el imaginario colectivo valencianista. Desde ElDesmarque Valencia las repasamos.
El título de la Liga del 70-71 se recuerda por el del final con suspense y por la aficionada desaparecida. El Valencia CF visitaba Sarrià en la última jornada. Si ganaba, se erigía como campeón, pero perdió 1-0 ante el Espanyol. No obstante, Atlético de Madrid y FC Barcelona empataron a uno, resultado que hizo al conjunto blanquinegro alzarse con el título. Aquel hito vino acompañado de la imagen de la aficionada celebrando la Liga. Durante 48 años, se le apodó como Noelia, pero hace apenas dos años se le encontró: Noelia pasó a ser Mari Tere.
El gol de Forment ante el Celta es capital en la historia del Valencia CF por el fondo (es el que permitía al equipo depender de sí mismo para ganar la Liga del 70-71), pero también por la forma. Cuentan las crónicas de la época que ese gol, logrado de cabeza en el minuto 47 de la segunda parte en el córner número 14 que lanzaba el Valencia, provocó que "entre el público se produjera el delirio, interrumpiéndose el juego breves momentos por que el césped del Luis Casanova se cubrió materialmente de almohadillas", relata Ciberche. El tanto se celebró con una traca que hoy, medio siglo después, se sigue disparando.
El palmito de Aldaya, un abanico de dimensiones considerables con uno mensajes que honraban la gesta valencianista, salió a relucir por las gradas y aledaños de Sarrià tras el pitido final. Este tuvo su renacimiento en las ligas del 2002 y 2004 para volver a festejar como antaño.