El Valencia CF perdió ante el CA Osasuna en el choque de la jornada 31ª de LaLiga Santander. Sus regalos, sus errores, la falta de intensidad condenaron a un equipo al que Javi Gracia no sabe sacarle más partido. Dos regalos en la primera mitad y dos penaltis en un minuto en la segunda condenaron a un equipo cogido con pinzas que sigue complicándose la vida. El técnico, superado, el bloque, indeciso y nervioso, sin saber a qué jugaba, se condena a sufrir.
De inicio Javi Gracia, mal, sorprendió dejando en el banquillo a Oliva, que entraba en todas las quinielas, y apostando por el canterano Guillem Molina en el lateral derecho. La fijación del técnico con los fichajes es palpable, porque arriba Cutrone tampoco salió. La otra novedad fue Gabriel Paulista, que regresaba tras sanción. Al final, con todo en contra, quiso rehacer a su equipo pero ya fue demasiado tarde.
Dos regalos en la primera mitad y dos penaltis en un minuto en la segunda condenaron a un equipo cogido con pinzas que sigue complicándose la vida.
En el fondo, casi da igual, porque es el Valencia CF tiene en sí mismo a su peor enemigo y así propició y regaló el 1-0. Yunus controló mal en el medio, el balón quedó suelto en la medular, Calleri recoge el balón, Diakhaby y Gabriel Paulista salen a por él, dejan solo a Javi Martínez y libre de marca anota. En el 12 ya perdía y le tocaba remar contra corriente.
La respuesta fue un buen disparo de Guedes que estrelló el balón en el palo en el 18 tras un saque de esquina. El Valencia iba al trantrán y con poco perdía, pero con poco empató. Gayà salió desde la banda, se la dio a Guedes que fue el que se la inventó, arrancó, encaró se la puso por dentro a Gameiro y este empaló a Sergio Herrera. 1-1.
Pero la alegría duró poco. en el 30 empató y en el 31 volvía a perder. Gayà se la regala al rival en un error impropio de un futbolista de su calidad, Javi Martínez la cede a Calleri y este la ajusta desde fuera del área. 2-1 y de nuevo el Valencia a remolque. El equipo de Gracia era frustrante. Nervioso en defensa, impreciso en el pase y que había regalado dos goles antes del descanso.
La Lluvia recibió a los dos equipos tras el descanso. Gracia no cambió nada, tampoco lo hace antes de la hora de partido si no es imprescindible. Y esta vez lo era. Por eso, y aunque el equipo salió algo más metido y, en el 49 Gameiro la estrelló en el palo tras otra buena arrancada de Guedes, el técnico sacó a Kang In Lee y Christian Oliva, dos jugadores muchas veces pedidos en los medios y por la afición. Yunus y Racic desaparecidos fueron los sustituidos.
Y para que nada faltara, en el 62, le avisaron del VAR y señaló penalti por manos de Guillem Molina en un salto. Es de esas típicas que nunca se pitarían. Jaume se lo acertó a Roberto Torres, pero a la jugada siguiente el colegiado volvió a pitar otro penalti por manos de Diakhaby. Esta vez fueron más claras y el rojillo sí que acertó. 3-1. Cuándo no son errores, son penaltis, cuando no, la falta de acierto. El equipo de Gracia, que aún no está salvado, sigue cometiendo fallos, defendiendo mal y poniéndose el partido cuesta arriba.
Con el equipo contra la lona, sólo Guedes parecía que podía inventarse algo tras, otra vez, combinar con Gayà, que la tiró alto. En apenas unos minutos, Gracia sacó todo lo que le quedaba y puso a Cutrone por Cheryshev, casi desaparecido y a Vallejo y Jason por Gameiro y Guillem Molina. Quedaban diez minutos para la épica y, con un rival encerrado. El equipo lo intentó, pero ya era demasiado tarde.
Es más, aún tuvo Jaume Doménech para salvar el cuarto gol. En un equipo dónde el meta es el mejor, mal asunto. Cutrone tuvo una en el descuento demostrando que merece más minutos.