El Valencia CF perdió ante el Atlético de Madrid en el partido correspondiente a la jornada 22 de LaLiga Santander. Los de Mestalla jugaron una gran primera mitad, se fueron al descanso con 0-2 gracias a los tantos de Yunus Musah, sin embargo, en la segunda, entre las bajas, la falta de refuerzos y la unidad B que en los de Mestalla demuestra las carencias del equipo, se hundió y recibió tres goles, dos de ellos en dos minutos. El Atlético estaba muerto y un Valencia justito le devolvió a la vida. Tiene razón Bordalás en pedir fichajes porque su equipo no da para más.
De inicio el Valencia volvió a apostar por cinco atrás con Foulquier como tercer central junto a Diakhaby y Alderete. Thierry y Lato hacían de carrileros y en el medio Yunus, Guillamón y Soler se multiplicaban parar servir balones a Guedes y a Hugo Duro que peleaban por coger algún balón largo. El Valencia CF jugaba con defensa adelantada para ahogar la línea de creación rojiblanca y, básicamente, evitar que se jugara demasiado. De hecho, los primeros veinte minutos transcurrieron sin que nada importante sucediera.
La mejor aproximación llegó en el 22 en un centro de Guedes que Hugo Duro prolongó para Lato sin que el balón llegara al carrilero. Fue el avance del 0-1. Yunus Musah recibió una asistencia desde la otra banda de Guedes y se sacó un derechazo imparable que ponía en ventaja al Valencia. El norteamericano ha sido citado por Estados Unidos y se perderá los cuartos de final de la Copa, pero se marcha a lo grande con el 0-1.
El Atleti, nervioso, lo pagó con una durísima entrada de Koke a Carlos Soler que mereció la roja aunque se quedó en amarilla. El VAR no quiso expulsarlo.
El Valencia, mientras tanto, a la suya. Seguía haciendo su partido y encerrando al Atlético, dejándole jugar poco y sufriendo que el colegiado le sacara amarillas a troche y moche mientras que con los rojiblancos eran más permisivo. Pero ni por esas. En una jugada embarullada en el área, Hugo Duro logró el segundo para el Valencia CF. Soler ganó un duelo en la frontal, el balón le cayó a Lato y asistió al madrileño que resolvió en el área con clase. 0-2
Sin tiempo más que para otra ocasión de Alderete, se llegó al descanso. El Valencia tuteaba al vigente campeón y le quedaba lo más complicado, aguantar la segunda mitad. El Atlético salió con fuerzas pero la principal ventaja fue la lesión de Alderete. El central se echó al suelo y no podía más. Bordalás tuvo que sacar a Koba pero no cambió el sistema.
Los rojiblancos apretaban y, al final, en el 63, Cunha, que acaba de salir, marcó en un córner. Un nuevo error defensivo del Valencia en la marca. Foulquier lo vio pasar, Yunus se fue a otro y el rojiblanco remató sólo delante de Jaume Doménech. 1-2
Isidro Díaz de Mera, del Comité Castellano Manchego, seguía a lo suyo, amonestando a los valencianistas (Lato y al preparador físico Javier Vidal) sin dudar. Era raro que en el 66 el Valencia estuviera aún con 11. El equipo sufría, necesitaba parar el partido porque estaba loco y los de Bordalás pasaban sus peores momentos. Luis Suárez la ,mandó a las nubes en el 70.
El Valencia lo intentó hasta el final,. pero la unidad B de los de Mestalla no da para más. El equipo necesita refuerzos, y no uno, sino dos o tres. Bordalás tiene razón
El técnico entendió que había que cambiar la dinámica y movió el banquillo. Llamó a Jesús Vázquez, Mosquera y Maxi Gómez. Oxígeno para jugar y amonestados a la caseta por si acaso. Hombre por hombre.
El equipo sufría y Yunus, con molestias musculares, se tuvo que marchar en el 87 en lugar de Racic y el Atlético de Madrid lo aprovechó para empatar. Un centro sin demasiados problemas para Jaume lo despejó mal y Correa, que estaba atento al rechace, no perdonó el 2-2 en el 89. El resultado era justo por lo visto hasta el momento y no se quedó ahí la cosa. Al minuto siguiente, el Atlético remontaba en el 92 Hermoso. Ahí se acabó el partido que al Valencia se le escapó
El Valencia lo intentó hasta el final,. pero la unidad B de los de Mestalla no da para más. El equipo necesita refuerzos, y no uno, sino dos o tres. Bordalás tiene razón