La afición del Valencia CF está hecha de otra pasta. Está en los malos momentos y también en los peores. Y si se trata de una final de Copa del Rey como la de La Cartuja... Así han sido las horas previas. El valencianismo tomó las calles de Sevilla desde el mismo viernes y el ambiente también vivido hoy en la capital andaluza se ha trasladado al estadio. Los aficionados chés han sido los primeros en llegar, bastante antes que los del Real Betis. Todo tras una mañana de petardos traca y pólvora, mucha pólvora; y una tarde de Chimo Bayo, Fan Zone y lluvia, mucha lluvia. Tanta que hasta algunos se las han tenido que ingeniar para secarse la ropa.
Pues bien, los valencianistas estaban en La Cartuja desde antes incluso de que llegara el equipo y desde el primer momento sacaron la garra que les caracteriza. Ahora bien, conforme se acercaba la hora de la gran final, se ha empezado a vislumbrar una cosa clara: hay más béticos en las gradas (53.387 espectadores en total). Y si se habla de la grada, qué decir del tifo desplegado en la zona del Valencia CF. Una auténtica pasada.
Pese a ello, se han hecho de notar en ese pique sano entre aficiones. A los silencios de unos, cánticos de los otros, y así de forma continua. Como en las grandes citas.
Ni en un día tan señalado en el calendario la afición olvida las protestas contra Peter Lim. El valencianismo ha protestado de forma ostentosa durante el famoso minuto 19. Esta práctica venía siendo habitual en Mestalla y también se vio en algunos desplazamientos como el del Martínez Valero, pero nunca en un encuentro de este calado.
Durante los 60 segundos que ha durado la protesta, se han escuchado los cánticos habituales, entre el que ha destacado el "Peter, vete ya". También se ha escuchado el "Anil, canalla, fuera de Mestalla". Todo esto ante la atenta mirada de Kiat Lim, el hijo de Peter, que estaba en el palvo de La Cartuja.
En la primera mitad, la afición estuvo a la altura. Ahora bien, en los primeros 15 minutos de la segunda, con la mejoría en el juego del Valencia CF, la cosa fue in crescendo. Hasta resonó el "Mestalla se pregunta" ante los pitos de la afición verdiblanca.
Después, con el paso de los minutos, el Betis se hizo con el dominio del juego y las aficiones fueron un reflejo de lo que se veía sobre el césped. En la recta final del tiempo reglamentario, cánticos verdiblancos y nudo en la garganta entre los valencianistas. Eso sí, lo último que se escuchó antes del pitido final fue un "que bote Mestalla".
Llegó la prórroga y la tensión se empezó a notar un poco más si cabe. Menos cánticos y con la boca pequeña. Eso sí, al descanso, resonó el "Valencia Club de Fútbol lo lo lo lo lo lo". En los penaltis, lo imaginable. Muchos nervios, pitar al rival y celebrar los goles. Esta vez la suerte no sonrió al Valencia CF. Y lo consiguiente: lágrimas. Muchas lágrimas, pero la convicción de que el murciélago nunca dejará de volar.