El título logrado por el Valencia CF en la Liga 2001-02 cumple 20 años este jueves, dos décadas después de que una victoria en Málaga por 0-2 diera al club valenciano la quinta de las seis que acumula en su palmarés. El 5 de mayo de 2002, el club que presidía Jaume Ortí y contaba con Rafa Benítez como entrenador ratificó el éxito deportivo en la penúltima jornada del campeonato. El club de Mestalla llevaba 31 años sin levantar el título de LaLiga, desde el trofeo obtenido en 1971 con Julio de Miguel como presidente y Alfredo di Stéfano en el banquillo.
La gesta de 2002 se empezó a tocar con los dedos tras la jornada 36 cuando una remontada épica y en inferioridad ante el Espanyol (2-1), con dos tantos de Rubén Baraja y tras la expulsión de Amadeo Carboni, dieron cuatro puntos de ventaja al Valencia sobre el Real Madrid que había perdido en Anoeta ante la Real Sociedad.
Un triunfo en Málaga en la penúltima fecha garantizaba el título con independencia de lo que hiciera el conjunto madrileño en casa ante el Mallorca. Adeeás, el equipo valenciano disponía de un segundo cartucho en el partido en casa de la última jornada ante el Betis.
No lo necesitó. Ganó en Málaga con tantos en la primera mitad de los defensas Fabián Ayala y Fabio Aurelio.
Aquel día, Benítez alineó a Cañizares, Curro Torres, Ayala, Pellegrino (Djukic, m.90), Fabio Aurelio, Rufete, Albelda, Baraja, Vicente, Aimar (Carew, m.80) y Angulo (Mista, m.74).
También fueron campeones Palop, Salva Ballesta, Ilie, Marchena, Carboni, Serban, Juan Sánchez, Kily González, Anglomá, De los Santos, Jandro, David Navarro y Garrido.
Aquella fue una liga con registros bajos. El Valencia logró el campeonato con 75 puntos. Desde entonces nadie lo ha hecho con menos, circunstancia aplicable también a los goles a favor, tan sólo 51, cifra que desde entonces siempre se ha superado, mientras que solo recibió veintisiete tantos.
Rubén Baraja fue el máximo goleador pero con tan solo siete dianas, por delante de Salva Ballesta, Rufete y Mista, que marcaron cinco cada uno.
Aunque el equipo solo perdió en cinco ocasiones en todo el campeonato, los principios de "Proyecto Benítez" fueron muy dubitativos, puesto que aunque en las trece primeras jornadas no se vio derrotado, su balance era de cinco victorias y ocho empates, dos de ellos en casa con un pleno de seis igualadas a domicilio.
A continuación, tras sumar un punto de nueve en tres choques, en la décimo sexta jornada se produjo la inflexión del equipo. Fue en Montjüic ante el Espanyol en una fría noche de diciembre en la que al descanso el equipo local ganaba por 2-0.
Flotaba en el ambiente la posibilidad de la destitución del técnico cuando dos goles de Rufete y uno de Ilie propiciaron la remontada y dieron alas definitivas a los valencianistas.
Después, tras perder en los dos primeros choques de la segunda vuelta, el Valencia se embaló y sólo cayó una vez más hasta el final de la Liga (en Vallecas ante el Rayo).
Con trece victorias, tres empates y una derrota, el Valencia acumuló 42 puntos (el 82 por ciento de los disputados) y se proclamó campeón con un bloque basado en un excelente guardameta, Santiago Cañizares, y una defensa inconmensurable.
En la medular, Albelda y Baraja se convirtieron en una de las grandes duplas de toda la historia del club.
Arriba, aunque Aimar era el jugador de más talento, no había grandes figuras, pero el espíritu de sacrificio y la intensidad de todos los atacantes les convirtieron en los primeros artífices de un campeonato logrado a base de defender, recibir pocos goles y dar pocos aunque letales zarpazos ante la meta rival.