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Cinco años después el valencianismo añora a Jaume Ortí

ElDesmarque

Este jueves 24 de noviembre se cumplen cinco años del fallecimiento de Jaume Ortí, el presidente más querido y más laureado de la historia del Valencia CF. Una enfermedad se llevó antes de hora al carismático Jaume a la edad de 70 años. Su falta dejó un vacío tremendo en el valencianismo. Su pérdida fue muy dolorosa e irreparable por todo lo que había representado en vida el bueno de Jaume Ortí. La afición del Valencia CF siempre lo recordará como un presidente muy cercano, campechano y consciente de la importancia que tenía toda la gente que rodeaba al club. En consecuencia, así se mostró durante su etapa como máximo mandatario de una entidad a la que sirvió con pasión y honradez.

Nacido en Aldaya, no dudó en lucir en público una peluca naranja para celebrar las principales victorias de su equipo, ni en exhibir, a modo de talismán en 2002un enorme palmito para celebrar el título de Liga. Confeccionado en su pueblo para el campeonato de 1971, en 2002, el propio Jaime Ortí llevó el símbolo a Málaga ante la posibilidad de que el Club se proclamara campeón de Liga de nuevo como así fue. 31 años después de su creación el 'palmito de Aldaia' volvió a lucir. Así como para la celebración del doblete de Liga y UEFA de la temporada 2003-04. 

Aunque accedió al club en 1994, no fue hasta 2001 y después de haber estado unos años fuera, cuando pudo cumplir su sueño: ser presidente del club. Por el Valencia Jaume vivía y respiraba, sufría, reía y peleaba. Cercano a aficionados y peñistas, soportó la dura oposición de Paco Roig los más de tres años que fue presidente.

Divertido y locuaz a partes iguales, Ortí acuñó frases míticas para el valecianismo. "Que se refuercen los demás, que nosotros somos los campeones", se le llegó a escuchar tras un título de Liga ganado al "Madrid de los galácticos", por el renombre de su rival.

Jaume Ortí con la peluca naranja.

El recuerdo del valencianismo de Jaume Ortí

Bonico, el mote más cariñoso de Ortí

Conocido como 'Bonico' Ortí, porque su saludo era "Com estas bonico?" (¿Cómo estás guapo?), no era extraño que saludara diciendo "Muchas noches" cuando llegaba a cualquier estancia, dónde siempre era recibido con cariño.
A Roig, su gran enemigo por la presidencia, lo llamó "Senyor Bunyol" en una junta; "Ché, deixeu-me parlar", gritó una noche, la peor de su vida como valencianista, cuando recibió una sonora y dolorosa pitada en Mestalla el día de la presentación del equipo en el verano de 2003. Aquella temporada el Valencia acabaría siendo campeón de Liga, de UEFA y de Supercopa.
Aquella fue quizá la velada más amarga de un Jaime Ortí al que la vida y el fútbol le permitieron desquitarse con otras noches felices como la de Sevilla, la de Goteborg, dónde ganó la UEFA, o la de Mónaco.

Fue la eterna paradoja que le persiguió durante su presidencia. El tiempo, por supuesto, lo puso en su sitio y le dio el valor que tenía a sus logros. Juan Soler, poco después de ganar la Supercopa de Europa, y temeroso de que la sombra de Ortí se hiciera más alargada, lo destituyó. Pero Soler no tenía ni su carisma ni su tino y el Valencia en el siguiente lustro sólo ganaría ya una Copa del Rey pero eso, por suerte o por desgracia, ya es otra historia. Ortí jamás quiso entrar en polémicas, siempre fue un hombre de paz, que medió e intervino en las Juntas ayudando a que Meriton Holdings se ganaran el cariño del valencianismo. Por convicción o por amor al club y a la paz social que siempre anheló, el caso es que su adiós deja huérfano al club. Descansa en paz Jaume. Tu Valencia va por el camino que tú hubieras deseado.

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