En el juego de espejos, Rubén Baraja salió vencedor ante Imanol Alguacil. El tercer clasificado de LaLiga Santander y un técnico de moda visitaban al Valencia CF. Lo que sucedió este sábado en el coliseo valencianista es como si el tiempo no hubiera pasado para el técnico, que fue un centrocampista de leyenda hace dos décadas y aficionado hasta hace no más de un mes. Saludó, se pegó dos golpes en el pecho y dirigió para hacer vencer al equipo en una noche que sirvió para recuperar a muchos jugadores para la causa.
No era nada fácil levantar una racha de cinco derrotas consecutivas y hacerlo con portería a cero permite que el equipo cumpla lo que no experimentaba desde hace más de tres meses. El técnico che, lejos de lo que dejaba entrever en rueda de prensa, repitió el 1-4-3-3 de Getafe. No obstante, aparecieron las variaciones en su libreto: el doble lateral, cambios defensivos y mucha brega.
Volvieron Hugo Guillamón y Castillejo, mientras que Lato hacía las veces de Gayà en el lateral. Todo y eso, la decisión de poblar el centro del campo fue clave en el devenir del choque. No hay que olvidar que Imanol sacó un once pleno de centrocampistas de buen pie como Brais Méndez, Zubimendi, Merino e incluso Oyarzabal.
Tres puntos de alivio es lo que se lleva Baraja de su debut en casa. Para ello, el Valencia sacó sus virtudes y supo maquillar sus defectos. Antes de que Hernández Hernández anulara el penalti que él mismo señaló, Le Normand pudo igualar a la salida de un saque de esquina. Sucedió en el debut de Baraja con el gol de Mayoral. Los balones parados penalizan mucho al Valencia CF, el vallisoletano lo sabe y al menos no concedió demasiados remates claros a los donostiarras.
Del trabajo semanal seguro se vieron cosas sobre el césped de Mestalla, pero sí algo funcionó fue el trivote. Hugo Guillamón cuajó su mejor encuentro en meses y Yunus y Almeida estuvieron a ese nivel. Marchena aleccionaba al estadounidense antes de volver tras el descanso. Si se trata de sufrir, el Valencia sufrió pero lo justo para solventar una papeleta tan difícil.
No fueron una, ni tampoco dos, las veces que Rubén Baraja pidió a Mestalla que llevara en volandas a su equipo. El 1-0 daba oxígeno, pero al 'Pipo' lo que es del 'Pipo'. El Valencia se defendió, no bajó el nivel y se encerró -no en demasía- alrededor de Giorgi. Quiso tener la línea lejos del punto de penalti, y entonces el oficio hizo el resto.
El Valencia aguantó una ventaja por primera vez en tiempo. Y, para ello, desde el banquillo salieron Cömert por Paulista (lesión), Thierry, Cenk e Ilaix o Jesús Vázquez. No era una cuestión de edad, sino de sacar a los perfiles adecuados.
Y para acabar, terminó con Diakhaby en el pivote defensivo, un recurso de urgencia que han utilizado sus predecesores y que el técnico puso en liza en los últimos diez minutos de partido para poder asegurar una victoria que no se le podía escapar.