El Valencia es un perro flaco, flaquísimo está débil, es un equipo cogido con pinzas, que no está pensado para luchar por evitar el descenso y que cuando se metió ahí ya no sabe salir. Le cuesta marcar, le hacen goles con facilidad y cualquier vaivén del rival provoca que la plantilla se caiga. Plagado de jóvenes jugadores, ni Baraja, ni su motivación, ni la afición empujando son suficientes para salvar a un equipo que va de cabeza al descenso. Perdió una nueva final, esta vez en Almería y, además, vio como dos jugadores clave acabaron lesionados. El VAR puso la puntilla.
El Valencia CF, arropado por su armada, se jugaba un partido que valía siete puntos en Almería y no estuvo a la altura. De inicio, jaleado por el medio millar de aficionados presentes en el Power Horse Stadium, Baraja modificó su once titular dejando a Cavani en el banquillo No dejaba de ser un 1-4-2-3 pero con Castillejo en la medular junto a Nico y Almeida. Era un mensaje inequívoco: el Valencia quería ser protagonista y tener el balón para romper una sequía a domicilio que asfixia al equipo.
Kluivert, André Almeida y Gayà pronto supieron por qué Fernando es uno de los metas con más paradas de LaLIga, pero la idea estaba clara: ser protagonista con la pelota, alejar la línea defensiva del área de Mamardashvili y minimizar los contraataques del rival que llegaron también para acelerar los agitados corazones valencianistas, seriamente preocupados por el posible descenso de su equipo.
Kluivert, el delantero más en forma de Baraja, forzó un penalti no señalado, pudo marcar en una gran llegada que sacó la zaga en la línea de gol cuando ya había superado a Fernando y se rompió sólo en el 40 dejando cojo al Valencia. El joven Fran Pérez entró al campo.
Sin su mejor atacante, con un penalti birlado y una larga charla en el descanso, al Valencia lo miró un tuerto. Nico se lesionó después de que se le cayera Luis Suárez; salió a la banda a probarse y aprovechando la superioridad numérica, Melero marcó el 1-0. Se desnivelaba un choque en el que a los de Baraja les había pasado de todo.
Las lesiones lastraban a un Valencia nervioso que volvió a mostrar, de nuevo, sus carencias a balón parado. Córner, Mamardashvili salí a por uvas y Babic estableciera el 2-0.
Instantes después Samu Castillejo, aprovechando un rechace, recortaría para establecer el 2-1 con media hora por delante. El gol paraba momentáneamente la sangría de su equipo y Baraja decidió apostar por un doble cambio agotando sus ventanas con veinte minutos por delante. El técnico sacaba lo poco o mucho que le quedaba en el banquillo: Cavani y Yunus Musah.
Con dos puntas natos, el Valencia se fue a por un empate Cavani tuvo dos ocasiones casi seguidas cuando el crono había superado el 80 y otra Hugo Duro pero ni por esas