El Valencia CF se juega al todo o nada la permanencia en Primer División la próxima temporada. Y lo hará en el Benito Villamarín, campo que trae buenos recuerdos a la afición blanquinegra por el título de Copa del Rey logrado en 2019. Sin embargo, la película ahora se ha vuelto de terror y el Valencia intentará la salvación sin tener que depender de lo que suceda en el resto de los campos, donde le vale que se cumpla uno de hasta nueve resultados que certifican la permanencia de los de Baraja.
El precedente esta temporada del Valencia CF contra los de Pellegrini es alentador, pues en Mestalla, bajo un diluvio, los de Gattuso se impusieron de manera contundente con un 3-0 que dejaba al Valencia, con 20 puntos, tan solo a cuatro de las plazas europeas en el último partido antes del parón por el Mundial de Qatar. La cita mundialista supuso el principio del fin del entrenador italiano, ya que, a partir de entonces, el Valencia no volvió a ganar y solo consiguió un punto en el mes de enero, más la eliminación en la Supercopa de España y la Copa del Rey.
Tras un mes con un solo punto en liga, frente al Almería, sumado a las eliminaciones en las copas y al nulo mercado de fichajes de invierno, Gattuso decidió abandonar el Valencia, con 20 puntos y sumergido de lleno en la pelea por no descender. Pese a que el comunicado hablaba de “mutuo acuerdo”, el descontento del italiano en las ruedas de prensa era patente y todo hacía indicar que la paciencia y la esperanza por su equipo llegaban a su fin, como así fue.
Tras tres derrotas con Voro como entrenador, el Valencia anunció a Baraja en un intento de sacar al equipo del pozo, apostando por una leyenda del valencianismo, pero sin experiencia en los banquillos de primera. El vallisoletano ha mejorado las cifras de Gattuso con menos partidos a sus espaldas, haciendo de Mestalla un fortín y conectando con la afición para llevar a los jugadores hacia la salvación.