Aunque el Valencia CF no malvende y ha rechazado ofertas suculentas por jugadores como Mamardashvili o Javi Guerra, lo cierto es que tampoco invierte. Por eso, cuando Rubén Baraja se quejaba, con razón, de la falta de inversión en fichajes para la plantilla, lo que hacía era poner de manifiesto una tendencia que empezó en la pandemia y que tras varios altibajos se ha agudizado en la última temporada:: Peter Lim ha cerrado el grifo. El máximo accionista ya no autoriza pérdidas en la gestión. No se podrá fichar a nadie si antes no hay ingresos y si supera el coste de plantilla que, cada año, es más bajo. La sostenibilidad a la que le obligan a trabajar a Corona ha provocado que, de momento, este año la inversión sea un 98% más baja que la media del último trienio y que haya tenido que hacer verdaderos juegos malabares para incorporar a tres jugadores y poder inscribirlos.
El director deportivo tiene que hacer juegos malabares para poder reforzar el equipo, e inscribirlo en LALIGA, sin dinero. Esa es la realidad. Basta analizar la tendencia de Lim tras la pandemia para darse cuenta que este año se ha desplomado el gasto en fichajes.
Tras una primera campaña, la de Javi Gracia, en la que el club había dado la baja a diez jugadores (Coquelin, Parejo, Ferran, Kondogbia etc...) y no fichó a nadie; en los últimos tiempos se había invertido una media de 11.56 millones de euros por temporada.
Este año, hasta ese gasto se ha cortado de raíz. A pesar de que hayan llegado dos futbolistas a coste cero (Rafa Mir y Stole Dimitrievski) y otro cedido por 150.000 euros como es Dani Gómez, el club no tiene margen de maniobra para grandes inversiones si no hay permiso del máximo accionista tras una venta. Además, nadie en Mestalla garantiza qué porcentaje de ese posible traspaso (por ejemplo si saliera Mamardashvili) se podría reinvertir en fichajes.
De ahí que se haya bajado, a falta de 15 días para el cierre de mercado, de 11.56 millones a 150.000 euros.
Lo cierto, por ser ecuánimes y fieles a la realidad, a diferencia de las ventas producidas estas temporadas es inferior a las campañas anteriores.
En la 2020/21 el Valencia vendió por valor de 88.5 millones de euros (Ferran, Rodrigo, Kondogbia, Coquelin...); en la 2021/22 sólo vendió a Wass (2.7 millones) pero dio la baja a una decena de jugadores. En la 2022/23 volvió a vender por 54.6 millones de euros (Soler, Maxi Gómez, Guedes o Cillessen).
Por último, en la 2023/24 la "venta" fue Yunus Musah (20 millones de euros) salpimentada por los picos de Racic, Marcos André, Koba, Jorge Sáenz (otros 7 millones).
Este año, en cambio, el Valencia CF ha demostrado que no vende si no quiere o si no llegan a las cifras que ha marcado que valen sus jugadores. Javi Guerra y Giorgi Mamardashvili son el ejemplo.