Juan Sánchez es una de las tantas personas que ha vivido de cerca los efectos de la DANA en la Comunitat Valenciana. El exjugador del Valencia CF, natural de Aldaia, sufrió en sus propias carnes las inundaciones y sigue recuperándose de lo sucedido. “Estamos intentando, poco a poco, que el pueblo vaya recuperando la normalidad. Está costando mucho, pero paulatinamente se van viendo avances", explica ocho días después de la tragedia.
En una entrevista para VCF Media, así cuenta cómo está la situación ahora mismo en Aldaia, una de las localidades más afectadas por la DANA: “Desde ayer se ve mucha más gente, maquinaria grande para quitar los coches, los enseres y lo que tenían todo en sus casas, más Policía y militares… la gente los estaba esperando desde el jueves, han llegado tarde, se podría haber hecho mucho antes, han tardado muchos días, muchos garajes todavía estaban inundados. Es una desgracia total. Día tras día estás con la gente y es terrible, una pesadilla”.
Y tras ese "han llegado tarde", llega la denuncia de Juan Sánchez: “Hemos notado el cariño de muchísima gente tanto de Valencia como fuera de ella. Nos hubiera gustado que desde las autoridades competentes que hubiera llegado más ayuda desde el principio con la Policía, militares, bomberos… ha habido muchas calles donde había muchas plantas bajas donde había mucha gente mayor… la gente que manda se debería haber dado cuenta de que la catástrofe era muy grande. Se tendría que haber actuado desde el primer momento”.
Por lo menos, entre tanta oscuridad, la solidaridad de la gente ha salvado al pueblo: “Hemos notado el calor y el apoyo de todo el mundo. Te emocionaba estar en el pueblo y ver la cantidad de gente que venía andando desde Valencia y otros pueblos. Los hemos recibido muy gratamente. Esa ayuda ha salvado muchas vidas. Pero, repito que nos hubiera gustado que se hubiera dado que desde los primeros días se hubiera dado esa importancia de la gravedad que había para que los daños fueran menores”.
Con todo detalle, Juan Sánchez cuenta cómo vivió aquel martes 29 de octubre: “Estaba jugando a pádel y a las cartas y sobre las 18:00 me fui a casa y hacía mucho viento, no estaba lloviendo fuerte. Me quedé en casa, dejé el coche en el garaje y fui hacia el barrando, a un quiosco a comprar un décimo y luego volví a casa y estaba tranquilamente y, de repente, miré por la ventana y estaba todo el mundo con los coches poniéndolos encima de la cera y en las rotondas. Me asusté y pensé que había entrado agua ya en el garaje, pero no había nada. Luego, subí a la calle y la gente estaba con dudas porque entraba agua por la calle de al lado. Hay un momento en que uno dice de que podíamos dejar el coche al final del pueblo que estaba más alto y saqué el coche rápido. Lo saqué. Fue tomar esa decisión rápida y salvé el coche. Me dejé el móvil en casa y cuando intenté volver el agua ya estaba por mitad de la calle y ya me olvidé del teléfono. Me fui hacia Mislata y salí por la A-3 con miedo. Allí no pasaba nada. Pasé la noche allí y llamé a mis hijas, que estaban en Madrid, desde el teléfono de mi pareja. Al día siguiente ya volví andando a casa y parecía que había pasado un terremoto, una guerra. Fue terrible”.
Por suerte, su familia está bien: “Mis padres están bien, viven en un tercero. Mi hermano tiene una empresa de pintura y ha perdido varias furgonetas, así como el local donde tenía todo materia, una prima que ha perdido los dos coches. Son daños materiales que también afectan a tu vida, aunque no tiene nada que ver con la pérdida de vidas, pero también es importante”.