En La Cerámica, por primera vez en toda la temporada, el banquillo sumó de verdad en un Valencia CF que empató el partido gracias a una jugada que se inventaron tres de los cuatro jugadores que entraron de refresco en la segunda mitad. Fran Pérez puso un pase perfecto en largo, Rafa Mir recibió tras un gran desmarque y falló ante el portero... y Sadiq Umar la mandó a guardar en el rechace.
Este gol no hace más sino darle la razón a Carlos Corberán que ya ha repetido en más de una ocasión aquello de que "se necesita de los jugadores que empiezan y los que acaban" para conseguir los objetivos. Y este sábado, comentó, "me ha gustado los que han empezado y el aporte del banquillo".
Desde su llegada al banquillo del Valencia CF, es la primera ocasión en la que el banquillo le da puntos. Hasta ahora, en el mes y medio que llevaba en el cargo, no se había dado ningún gol ni ninguna asistencia, una muestra evidente de que había que mejorar algo. Llegó en el momento más necesario.
Como era de esperar, Carlos Corberán fue preguntado sobre este papel de los jugadores de refresco en rueda de prensa. Esto respondió: "En las primeras semanas de trabajo empecé a percibir las ganas que tenían, la rabia que tenían, la capacidad de mejorar como grupo y las ganas de demostrar implicación para lograr el objetivo. La clave es mantenerlo y tener un equipo que luche, que se recupere de los golpes y que sea fuerte. Este maratón de resiliencia no cesa, pero el equipo va a plantar batalla. Para eso, se necesita de los jugadores que empiezan y los que acaban. Me ha gustado los que han empezado y el aporte del banquillo. En el fútbol actual con cinco cambios, es muy importante el aporte del banquillo".
Después, le incidieron sobre el asunto. "Era importantísimo crecer como grupo, que todos sintamos la necesidad que tenemos de ellos y de su máximo rendimiento porque para ser un equipo competitivo necesitamos un grupo amplio. Que juegue quien juegue, la identidad no sea vea modificada. Es necesario para conseguir objetivos", señaló.
Hubo que esperar hasta la jornada 10, el 21 de octubre, para ver la primera aportación de un jugador de refresco. José Luis Gayà, que volvía ese día a los terrenos de juego, puso la asistencia del 2-3 a César Tárrega ante la UD Las Palmas. Ese gol, a la postre, sirvió de poco. Además, tampoco se le puede poner al capitán esa etiqueta de revulsivo, pues ese día entró desde el banquillo porque regresaba de su larga lesión tras 155 días en el dique seco.
La segunda aportación -última hasta ayer- llegó en la jornada 18, el 22 de diciembre, ante el Deportivo Alavés. Dani Gómez marcó en el descuento para poner el 2-2 final en el que fue el último partido de Rubén Baraja. Es decir, el único jugador que había marcado saliendo de refresco ni siquiera estaba ya en la plantilla.