Ahora que el Valencia CF salió del descenso (al menos momentáneamente) tras su victoria contra el Real Valladolid, es buen momento para recordar una frase que esta semana me ha martilleado las sienes con la aparición en escena de Kiat Lim. "La confianza se tarda poco en perderla y mucho en recuperarla".
Hace años que mis padres me enseñaron ese mantra y en mi profesión de periodista la confianza, la credibilidad, es básica para labrarte una carrera que ya roza los 25 años como es mi caso. Esa verdad es universal, aquí y en Singapur. Me vale para aplicármela a mí mismo, pero también para juzgar a los demás y es exactamente lo primero que pensé cuando vi a Kiat Lim, el pasado martes por Paterna y por Valencia.
Como yo, muchos no nos fiamos del máximo accionista, ni de su hijo, ni nada que lo represente. Es más, estoy convencido que, en general, la afición del Valencia CF no se fía de Kiat Lim ni de su padre Peter Lim. De ellos esperan que venda y rezan porque el nuevo comprador sea mejor. La confianza se perdió hace años y esa desconfianza es persistente. Y yo les entiendo. Han pasado más de una década contando, en el mejor de los casos, verdades a medias o mentiras flagrantes.
No dudo que con Kiat Lim pueda haber un cambio de talante, pero no olvido que él fue el que en 2022 prometió varias cosas (estar en Europa, acercarse a Valencia y su cultura) y sólo, tras desaparecer detrás de una bomba de humo, cumplió una: que todos los accionistas pudieran entrar en una Junta General. Ahora se ha marchado de Valencia sin hablar y sin dar la cara en Mestalla. (Si él 'pasa' de partidos como el que vivimos contra el Valladolid, él se lo pierde).
La actitud me pareció cobarde desde inicio, pero también prefiero el silencio a que diga algo que luego no vaya a cumplir. Además, puestos a preferir, uno aspira a los hechos, a los gestos más que a las promesas. Si Kiat Lim cumple con los plazos del Nou Mestalla, si con él se recupera el sentido común y la inversión en fichajes, podrá uno empezar a recuperar parte de la confianza perdida. Y aunque insisto que me cuesta verlo, no espero ningún imprevisto con las obras del nuevo estadio. Ese es un marrón muy gordo para Kiat, para el Valencia y para la ciudad como para andarse con más devaneos.
Y es que, sinceramente creo que el tiempo de recuperar la confianza del valencianismo es un camino sin retorno. Vamos, que no hay nada que los Lim puedan hacer ya para que la afición baje su nivel de rechazo. Me consta que en las instituciones y hasta en el club también están expectantes para ver lo que pueda suceder. Ahora se abre una nueva época. Han sido muchos años con la tutela singapuresa en las oficinas y con Layhoon Chan al frente. Como presidenta fue maravillosa para su jefe, pero horrorosa para los seguidores valencianistas que ven a su querido Valencia CF habitando la parte baja de la tabla y eso les cabrea, les enciende y hace que no se fíen de Lim, ni de Kiat, ni de Peter. Normal. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia