Joel González busca la fórmula para ganar su segundo oro con 10 kilos más

El taekwondista Joel González (Figueres, 1989) afronta los Juegos de Río con el reto mayúsculo de revalidar su título olímpico en una categoría 10 kilos superior a la que le dio el oro en Londres 2012.

Natalia Arriaga
Obsesionado con no perder en los 68 kilos su imbatible velocidad, ha hecho un estudio "milimétrico" de cada uno de sus rivales y de las condiciones de temperatura y humedad de la sede brasileña, porque "en los 30 segundos finales de un combate se puede perder toda la ventaja" si no se dosifica la carga.
 
P. ¿Llega a sus segundos Juegos en condiciones óptimas de lograr una segunda medalla?
R. El año pasado fue muy complicado, pero conseguir finalmente la clasificación y saber que estaría en los Juegos sí o sí me puso muy contento. Estar en otros Juegos y poder luchar por una medalla para mi país para mí es lo más importante. Ahora no quiero dejar nada al azar, tengo que ir a por todas y tener todo controlado para cumplir mi segundo sueño, ser otra vez campeón olímpico.
P. ¿Cómo condiciona su preparación el hecho de que los Juegos se disputen en Río de Janeiro?
R. Tenemos que tener en cuenta que Río está muy lejos de aquí, que es otro continente, otro horario, una ciudad con una temperatura y una humedad concretas. La altura no va a ser problema en este caso porque está al nivel de mar, pero la humedad sí puede serlo. Quiero llegar allí sabiendo que estas circunstancias no van a volverse en mi contra. En taekwondo comenzamos y terminamos de competir en el mismo día: el primer combate es a las 9 o las 10 de la mañana y la final a las 11 de la noche. Es una día muy largo en el que se pasan muchos nervios. Si no calculas bien la humedad, las circunstancias respiratorias, puedes llegar a tener un problema de estrategia. En los últimos 30 segundos puedes perder toda la ventaja que tenías si no sabes gestionar la carga.
P. ¿Cómo prepara mentalmente los combates ante los probables rivales de los Juegos?
R. Estoy haciendo un estudio detallado de mis rivales, sobre todo de los cinco primeros de la clasificación, entre los 16 que estaremos en los Juegos. A esos los quiero tener milimetrados, saber qué hacen en los momentos de desesperación, qué hacen cuando van ganando y cuando van perdiendo. Es muy complicado, pero eso me puede dar la defensa ante ellos.
P. Si los otros hacen el mismo estudio sobre usted, ¿qué se encontrarán?
R. Ellos lo harán también, seguramente. Yo creo que lo bueno para mí es que, al haberme clasificado ocho meses antes de los Juegos, puedo prepararme bien y llegar al 100 %. Mis rivales van a ver que soy una persona que calculo mucho y que soy muy fiable para saber cuándo hay que tirar. Esto no lo puedo perder, pero al tiempo tengo que mejorar en otras cosas.
P. ¿Cómo se ha adaptado al cambio de categoría, de -58 a -68?
R. He estado en los 65 y me sentía muy rápido. Quiero subir hasta los 70 y bajar dos kilos justo para competir, porque en los choques de los combates no quiero ser siempre yo el que se va hacia atrás por la mayor fuerza del otro. Pero quiero hacerlo de forma programada y paulatina porque no quiero perder la velocidad que tengo. Hay que subir el peso muy limpio, cada mes un kilo, pero bien cogido.
P. Tendrá que jugar con la alimentación.
R. No hago una dieta específica. Tengo que comer muchas veces al día de forma muy equilibrada. Con ello me aseguro de que la gasolina que tengo a la hora de entrenar y competir es buena. Nadie me ha dicho que la comida rápida sea mala, pero yo lo veo al entrenar. Hay que comer muy variado. Verduras, pasta, carne y pescado es mi dieta prácticamente diaria.
P. Usted es un deportista a tiempo completo. Le gusta practicar otras disciplinas, aparte del taekwondo, incluso en su tiempo de ocio.
R. A los deportistas nos encanta cualquier actividad. A mí me
gusta en mis días libres ir a caminar a la montaña, echar unas canastas con mi padre, montar en bici, hacer pesca submarina en verano... Al final se trata de no oxidarte, de activar el cuerpo.