El Museo del Holocausto de Jerusalén, Yad Vashem, ha querido adelantarse a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río con la presentación de dos exposiciones que revelan aspectos poco conocidos sobre el deporte judío antes del nazismo, así como de los deportistas que colaboraron en salvar vidas judías.Se trata de dos exposiciones 'online', del total de 160 que figuran en el catálogo web del Yad Vashem, en las que la característica común es el espíritu olímpico a través de deportistas judíos en la Europa del siglo pasado antes y durante el Holocausto, así como aquellos grandes deportistas y entrenadores no judíos que muchas veces se jugaron la vida para salvar la de otros.
Una de ellas, titulada "Judíos y Deporte antes del Holocausto: Una retrospectiva visual", presenta imágenes y objetos relativos a diferentes eventos y competiciones deportivas en las que participaron judíos.
Quizá lo más significativo de la misma son las fotografías en blanco y negro en las que aparecen deportistas judíos en distintas disciplinas, muchas veces luciendo en sus camisetas estrellas de David o en juegos patrocinados por organizaciones judías como Maccabi o Bar Kochba.
Entre los afamados deportistas judíos figuran el campeón de boxeo Víctor Pérez, originario de Túnez y campeón del mundo del peso pluma en 1931 y 1932, que murió en Auschwitz, Polonia, en marzo de 1945; el equipo polaco de fútbol del Hapoel, o el combinado de hockey Hakoach, que compitió en los Juegos Deportivos Internacionales Bar-Kochba en 1937.
La otra exhibición, titulada "El Juego de sus Vidas", relata las historias de deportistas no judíos reconocidos por la institución como "Justos entre las Naciones", título otorgado a aquellos gentiles que salvaron de la muerte a judíos durante la barbarie nazi.
Recoge testimonios así como vida y obra de una docena de hombres y mujeres, entre ellos el renombrado ciclista italiano Gino Bartali, ganador en tres ocasiones del Giro de Italia (en 1936, 1937 y 1946) y el Tour de Francia en dos ( 1938 y 1948), la nadadora olímpica Margit Eugénie Mallásc y el futbolista checo Martin Uher.
Sobre todos ellos, Yad Vashem asegura que encarnaron el espíritu olímpico y "la responsabilidad social y el respecto a los principios éticos universales fundamentales".
Durante el Holocausto, los lazos y las relaciones de amistad entre los deportistas judíos y no judíos ayudaron posteriormente a salvar las vidas de los primeros.
"Atletas no judíos valientemente arriesgaron sus propias vidas para salvar as sus compatriotas judíos de la persecución nazi", destaca en un comunicado el Museo del Holocausto.