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Zagallo y Parreira se citan con la historia y agitan recuerdos en sepia

A cinco días de cumplir 85 años, Mario Jorge Lobo Zagallo abandonó hoy por unas horas su lugar de retiro para recorrer algunas calles de Río de Janeiro en un acto sin antecedentes: acompañar la antorcha de los Juegos Olímpicos que por primera vez se celebran en Sudamérica.Hernán Bahos Ruiz
Silencioso pero emocionado se vio a Zagallo al lado de su principal socio de conquistas, Carlos Alberto Parreira, el alumno que el 27 de febrero cumplió 73 años.
Zagallo, sentado en una silla de ruedas. Parreira marchando a su lado, muy cerca de la antorcha, en un desfile salpicado de aplausos, atronadores y respetuosos aplausos.
Para hacer historia sin duda nació Zagallo. Fue el 9 de agosto de 1931 en Maceió, capital del nororiental estado de Alagoas.
Desde esta ciudad que mira al mar, como Río de Janeiro, 'el viejo Lobo' vinculó su nombre y su vida con los mejores capítulos de la historia del deporte brasileño y especialmente del fútbol.
Como futbolista, desde la punta izquierda del ataque de la selección Canarinha Zagallo ayudó a conquistar los mundiales de Suecia'58 y Chile'62 al lado de otros ilustres como Pelé y Garrincha.
Ya como entrenador, condujo una de las inmejorables y más recordadas versiones de Brasil al Mundial de México'70. Sentado le acompañaba un taciturno Parreira quien por entonces destacaba como un adelantado de la preparación física.
El tercer título mundial llegó el 21 de junio de 1970 con una goleada por 4-1 a Italia.
Fue hace 46 años, 1 mes y 12 días o, mejor, 16.846 días atrás.
La fórmula ganadora se combinó de nuevo en el Mundial de 1994 jugado en Estados Unidos, aunque con roles diferentes. Esta vez Parreira era el seleccionador y Zagallo su ayudante.
La final ganada a Italia en una tanda de penaltis que sucedió a un empate sin goles se produjo el 17 de julio.
La nueva cita de Zagallo y Parreira con otro momento histórico para Brasil como este de la celebración de los Juegos de la XXI Olimpiada se produjo hoy, 22 años y 15 días después desde la última ocasión que celebraron juntos mientras el mundo aplaudía su trabajo.
Hasta la mañana de este 4 de agosto pasaron ya 8.054 días desde que Zagallo y Parreira condujeron a la verdeamarela a levantar la copa de su cuarto Mundial.
Muchos de los que aplaudieron hoy en Río quizá no habían nacido.
Otros sí recordarán que Zagallo ensayó solo en el banquillo de la Canarinha en la Copa del Mundo de 1998 pero volvió de París con la final perdida ante la Francia de Zinedine Zidane y compañía.
Ya en el de Alemania'74 Zagallo no había podido hacer que Brasil se acercara al desempeño de México'70.
Y en 2006, ya con Parreira de vuelta al banquillo y con Zagallo a su lado, la fiesta del Mundial alemán volvió a quedar aguada. Y otra vez por culpa de Francia.
Pero la decepción de entonces jamás podría superar la gratitud que los brasileños tienen por los servicios al fútbol aportados por esta pareja de amigos que resisten al tiempo.
La vida, como el balón de fútbol que unió sus destinos, da muchas vueltas.
Hoy no necesitaron un banquillo para estar juntos, aunque Zagallo permaneció sentado y en silencio durante el tiempo que acompañaron la antorcha, como difícilmente se le vio años atrás en sus tiempos victoriosos de entrenador o ayudante de campo.
Bastó que estuvieran juntos. Y verles recorrer con lentitud una calle carioca en una mañana tibia fue como dar un pistoletazo para que corriera sin parar la nostalgia.

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