Una pedrada, y no un disparo, fue la causa de la rotura de dos lunas del autobús oficial que anoche trasladaba a personal acreditado en la vía Transolímpica de Curicica, según ha confirmado este miércoles el Comité Organizador de los Juegos de Río."La investigación abierta sobre el asunto ha concluido que el origen del impacto fue una pedrada", confirmó el portavoz del Comité Organizador, Mario Andrada, quien insistió en que "la seguridad de los deportistas y de todos los que participan en los Juegos está garantizada".
Patrullas del ejército han reforzado la vigilancia en los trayectos de vehículos oficiales después del incidente del autobús que se dirigía al parque olímpico desde la sede de Deodoro.
Según el Comité Organizador, el conductor del autobús oyó un ruidoso golpe que procedía del interior del vehículo pero pensó que se le habría caído parte del equipo a algún fotógrafo, y que cuando miró por el espejo retrovisor vio a varios periodistas tendidos en el suelo.
El autobús transportaba a doce periodistas entre el Complejo Olímpico de Deodoro, una de las áreas más pobres de Río de Janeiro y en donde fueron construidas instalaciones para deportes extremos como piragüismo en aguas rápidas y ciclismo de montaña, y el Parque Olímpico de Barra, que concentra la mayoría de las instalaciones.
Los impactos rompieron dos de los cristales del autobús y las astillas provocaron heridas leves a dos personas, entre ellas un voluntario turco.
La Transolímpica, una nueva autopista expresa inaugurada el mes pasado pero por ahora tan sólo abierta para autobuses y vehículos usados para el transporte en los Juegos Olímpicos, atraviesa barrios de visible pobreza en la zona oeste de Río de Janeiro, en algunos de los cuales actúan abiertamente bandas de narcotraficantes armadas.
Tras el incidente, los autobuses que se ocupan del traslado de prensa y delegaciones olímpicas desde Deodoro comenzaron a ser escoltados por patrullas militares.
El pasado sábado, un disparo impactó en la sala de prensa del centro de hípica de los Juegos, también en Deodoro, sin provocar heridos.
El disparo se produjo fuera de la sala de prensa, perforó la lona de la instalación y la bala fue recogida en el suelo en el interior de recinto.
Fue una "bala perdida que no tiene nada que ver con los Juegos Olímpicos o la familia o la prensa. La zona no era un objetivo", subrayó entonces un portavoz de la organización.
El plan para garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, reforzado en las últimas semanas tras los atentados terroristas de las últimas semanas en Europa y Oriente Medio, es el mayor ya desplegado por Brasil para un evento.
El plan prevé la movilización de cerca de 88.000 policías, guardias y militares, de los que 22.000 son miembros de las Fuerzas Armadas.
El decreto que permite que militares patrullen las calles de Río de Janeiro prevé su uso para reforzar la seguridad en vías estratégicas para los Juegos Olímpicos, atracciones turísticas como el Cristo del Corcovado y zonas de amplia concentración de aficionados como Copacabana y el revitalizado puerto de la ciudad.