Los Juegos Olímpicos dejan imágenes cargadas de un tremendo valor y la que protagonizaron las gimnastas Lee Eun-ju y Hong Un-jong es una de ellas. La primera surcoreana y la segunda norcoreana se hicieron un selfie juntas durante un entrenamiento previo al comienzo de la competición en Río. Una fotografía de tremendo valor simbólico por lo que supone para la división entre Corea del Norte y Corea del Sur.
Con las dos Coreas enfrentadas políticamente desde los años 50 y con la tensión en aumento en las últimas semanas con las pruebas de misiles de Pioyang, Lee Eun-ju y Hong Un-jong se unieron para una fotografía histórica. Ninguna de las dos gimnastas obtuvo medalla en Río ni obtuvieron relevancia deportiva por su participación en la competición. Sin embargo, su gesto, probablemente inconsciente, tiene un valor equiparable a títulos olímpicos.
El éxito de la foto ha conseguido desviar los objetivos de las miles de cámaras que cubren los Juegos a cualquier intercambio de palabras, detalles o experiencias entre atletas de ambas Coreas. Desde Río han llegado emotivas escenas, como una en la que dos tiradoras de Norte y Sur comparten un pedazo de pan durante un receso, u otra en la que integrantes de ambos equipos de halterofilia comparten unas risas tras el entrenamiento. En otra imagen aún más inusual, levantadores de pesas de Corea del Norte se acercan a la sala de promoción de la firma surcoreana Samsung para observar a sus rivales del otro lado de la frontera usando las gafas de realidad virtual de última generación.
Algunos medios surcoreanos han destacado que en estos Juegos Olímpicos el ambiente es especialmente laxo, sobre todo en lo que concierne al equipo norcoreano. "Llama la atención la actitud más suave y relajada de la delegación de Corea del Norte hacia los atletas del Sur en Río, en comparación con las formas más tensas y reservadas que mostraron en los anteriores Juegos" de Londres 2012, evaluó el diario Joongang en un editorial. En todo caso, los contactos de estos días entre deportistas de ambos países, que contrastan con las amenazas que intercambian sus gobiernos prácticamente a diario, no son algo nuevo. "Este tipo de encuentros casuales ya se han dado con anterioridad en otras competiciones deportivas internacionales", explica a una representante del Ministerio de Unificación de Seúl. Las dos Coreas llevan más de seis décadas en situación de enfrentamiento técnico y sus leyes de seguridad restringen al máximo los contactos entre ciudadanos de ambos lados, hasta el punto de que un diálogo no reportado a las autoridades o sin autorización previa puede conllevar desde multas hasta cárcel en el Sur. Pero hay una excepción: los eventos deportivos internacionales, en los que los deportistas surcoreanos "no están sujetos a ningún tipo de control" a la hora de comunicarse con sus rivales del Norte, según la representante de Unificación, siempre que se trate de interacciones casuales en el marco de la competición. Sí están obligados a informar a las autoridades de Seúl los altos representantes de la delegación surcoreana que hayan mantenido conversaciones sobre temas sensibles con sus homólogos del país vecino, e incluso atletas si han hablado de temas sensibles con norcoreanos fuera de las instalaciones deportivas. Corea del Norte no ha hecho pública su postura al respecto, aunque es sabido que fuera de las competiciones somete a un estricto control a sus ciudadanos, a los que les está vetado salir del país o relacionarse libremente con extranjeros. Los atletas de ambas Coreas compiten en los Juegos de Río con el objetivo de repetir los éxitos de Londres 2012, en los que el Sur quedó en quinto puesto con 13 oros, 8 platas y 7 bronces y el Norte en vigésimo con 4 oros y dos bronces. El equipo surcoreano, fuerte en artes marciales, esgrima y tiro con arco, ya se ha asegurado en Brasil tres preseas doradas, mientras Corea del Norte, cuyas especialidades son la halterofilia y el judo, de momento, ha conseguido dos platas.