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La hora de Maialen

Cuatro años y ocho días después de hacer historia con su bronce en el Centro de Aguas Bravas Lee Valley (eslalon), Maialen Chourraut afronta este jueves su ansiado salto a lo más alto del olimpo en el Whitewater Stadium del Parque Radical de Deodoro.José Antonio Pascual
Aquel 2 de agosto de 2012, Chourraut cumplió parte de su ambicioso proyecto deportivo con la tercera plaza en la final de K1. Pero solo parte, porque sabía que había podía haberse colgado el oro, del que le separó menos de un segundo.
La francesa Emilie Fer y la australiana Jessica Fox le arrebataron la máxima gloria olímpica. "Estoy muy contenta, pero una pena que no sea la medalla de oro", espetó la palista de Lasarte (Guipúzcoa) nada más colgarse el bronce.
Ese inconformismo se tradujo en una cierta rebeldía y Maialen dio un paso más. Trascendental. Quería ser madre, pero además quería serlo y seguir siendo deportista al más alto nivel. Dicho y hecho.
En 2013 dio a luz a Ane, la hija de Maialen y de su entrenador y responsable de slalom de la Federación Española de Piragüismo (RFEP), Xabi Etxaniz. Nació por cesárea y esto complicó notablemente su recuperación. Es una zona del cuerpo clave en este deporte.
Intensas sesiones de trabajo. Infatigable, Maialen, consiguió organizar su vida y con la ayuda inestimable de Raquel, cuidadora de Ane y siempre con Etxaniz al lado, pudo volver a la acción al máximo nivel y compatibilizarlo con la maternidad, como relata en el libro 'A por más'. Cuatro vértices y todos necesarios.
Así volvieron a llegar los resultados en competiciones internacionales del máximo nivel y su clasificación para los Juegos de Río. Maialen había conseguido renovar el sueño por alcanzar el oro olímpico que se le escapó en Londres. De hecho llega como segunda del ránking mundial.
Hace dos días sufrió un auténtico susto cuando en la primera bajada de las series se saltó una puerta en una maniobra entre la puerta 19 y 20 y quedó última. Quizá se le pasó por la cabeza la eliminación en su primera experiencia olímpica en Pekín, cuando cayó tras ser decimosexta.
Sufrió pero supo salir adelante. Apretó los dientes y con una mezcla de su afán competitivo y cautela para no volver a cometer el mismo error en la segunda bajada no falló. Logró el undécimo puesto y sacó el billete para la semifinal.
Maialen respiró aliviada. El susto había pasado. No fue a la única de las favoritas a las que le pasó. La brasileña Ana Satila y la ganadora de la última prueba de la Copa del Mundo antes de Río, la francesa Marie-Zelia Lafont, por ejemplo, cayeron eliminadas. La alemana Melanie Pfeifer, campeona europea, sobrevivió también con apuros.
La capacidad de la vasca para rehacerse y superar dicho trance refuerzan a Chourraut. Como en todas las competiciones se empieza de cero. La ronda precedente no cuenta. Para estar en la final necesitará estar entre las diez mejores de las quince supervivientes.
El trazado será el mismo que el de la final masculina de C1, en la que Ander Elosegi acabó octavo. Maialen y Etxaniz ya han podido verlo y analizarlo al máximo.
Tradicionalmente, salvo ese tropiezo en Pekín y el de la primera manga en Río, Chourraut suele ser de las mejores en las series y en las semifinales. El trabajo de estos últimos años ha ido encaminado a poner todo a punto para la gran final tras pasar sin estridencias las dos cribas iniciales.
Maialen, según su plan, tratará de amarrar el acceso a la final, fluir con el agua, como le gusta, disfrutar con la corriente. Forzar lo que sea necesario, pero lo justo, para tratar de acercarse a esa bajada perfecta inexistente y quizá encontrar ese sueño dorado.
Partirá la quinta en la semifinal. Para entonces ya podrá tener referencias importantes como la de la alemana Pfeifer, que saldrá la segunda. Pero la clave para ella es concentrarse en su bajada y certificar el pase a la lucha por las medallas, en la que tratará de explotar su forma y su experiencia dentro de lo imprevisible que resulta el slalom.
Maialen Chourraut siempre ha dicho que hay muchas aspirantes a relevar en el palmarés a Emilie Fer. Entre ellas se encuentra Jessica Fox, segunda en la primera ronda y primera del ránking mundial, tras la italiana Stephanie Horn.
Fox, triple campeona mundial en 2013, 2014 y 2015, podría convertirse en la primera piragüista no europea que gana en una categoría individual
La 'aussie', nacida en Marsella, hija de la francesa Myriam Jerusalmi y del inglés Richard Fox, que también practicaron con notable éxito internacional el slalom, accedió a la semifinal con el segundo mejor tiempo tras la italiana de origen alemán Stefanie Horn.
La británica Fiona Pennie se presenta con el aval de su tercer puesto y de haber estado en podios de primera categoría con dos platas mundiales y un oro europeo, pero el abanico es amplio e incluye también a palistas como la checa Katerina Kudejova, la eslovaca Jana Dukatova o la eslovena Ursa Kragelj.

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