Son expertas, pero aún tienen mariposas en el estómago. Compiten el día 14 en los Juegos. Ona Carbonell y Gemma Mengual sueñan con una medalla tras miles de horas entrenando en el agua. La merecen.
Sus vidas también están sincronizadas. En la piscina viven en la ingravidez. Como los astronautas. El umbral de su poder de concentración es brutal. Y fuera del agua, son buenas conversadoras. Tienen empatía. Son esponjas que absorben conocimiento sin parar.
Ana Montero es la ideóloga. Directora deportiva. Siempre en vanguardia, nunca deja de estudiar ni de incorporar información a su libro de estilo. Recién graduada en el Programa Excutive de Garrigues, Ana fue capaz de convencer a Gemma para que volviera al primer plano. Una lección de Recursos Humanos. Ha sido un año muy duro, con riesgo, pero la estrategia ha merecido la pena. Con Esther Jaumá de entrenadora, atenta también a buscar siempre un milímetro más en la mejora. Incluso mirando a otros deportes. Su último reto: buscar un plus en la concentración, tarea en la que por ejemplo son maestros en el tiro con arco o en el tiro olímpico.
Gemma Mengual había dejado de entrenar. Madre de dos hijos -Nil y Joé-, empresaria, ha vuelto a los 39 años. Delgadísima, como Ona, ha sido monitorizada por Lorena Torres, Sport Scientist que trabaja en la NBA para los San Antonio Spurs. Una analítica meticulosa y un seguimiento de implementación de nutrición exhaustivo han proyectado a Ona y a Gemma a la excelencia. Lorena Torres tiene un lema. "It's what you do in the dark that puts you in the light". El trabajo de puertas adentro es lo que luego brilla, lo que te pone en el foco.
Y en este contexto, el equipo de sincro es modélico. Trabaja como hormiguitas en silencio. Y ahora llega la hora de la verdad. Competir. Y como reitera siempre Raúl, el ex jugador del Real Madrid: Equipo, Equipo y Equipo. Y entretanto, el nivel de compenetración entre Ona y Gemma es sublime. A modo de juego, si les preguntas a la vez por ejemplo qué odian en la vida. Las dos, de forma simultánea, responden: el frío.
Ona ha diseñado los bañadores. Todo está listo. Llega la hora. Y si llega el éxito, por supuesto habrá brindis y... rebanadas de Nutella. Un capricho.