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¡Demasiado Bárbara!

La noche de fiesta que pudo terminar en caos, como aquella maldita tarde de julio de 2014 en que Alemania vapuleó a Brasil por 1-7 en las semifinales del Mundial, Bárbara fue santa Bárbara, y, con dos vuelos milagrosos, garantizó la marcha de las brasileñas hacia el oro olímpico del fútbol femenino de Río.Hernán Bahos Ruiz
Pareciera que el estadio Mineirao fuera en la actualidad el nuevo teatro de los dramas del fútbol brasileño, como en 1950 lo fue el Maracaná por culpa de los uruguayos.
Tras aquél 'Maracanazo' de hace 66 años, la nueva humillación mundial para la Canarinha llegó el 8 de julio de 2014 con aquél 'Mineirazo' de los alemanes.
Y la noche del 12 de agosto pasado, en el mismo coliseo de Belo Horizonte se asomaba la desilusión tras el partido de cuartos de final con Australia que terminó sin goles en el tiempo reglamentario y el alargue, y que necesitó 16 lanzamientos en la serie de penaltis para consagrar semifinalistas a las anfitrionas por 7-6.
La noche estaba para la consagración de la capitana Marta, la mejor futbolista del mundo durante cinco años seguidos a partir de 2006 pero quiso el destino que el decisivo quinto lanzamiento que le correspondía muriera en los guantes de la portera Lydia Williams, la misma que ya le había negado la posibilidad de marcar dos goles.
Katrina Gorry se paró frente al balón. Su remate era el de la clasificación de las Matildas pero Bárbara, en un fantástico vuelo, desvió el balón y devolvió la esperanza a las pupilas de Vadao.
"Cuando Marta perdió el penalti, creí que mi responsabilidad aumentaba más. Me exijo mucho y me gusta dar lo mejor siempre en todo lo que hago. Cuando ella falló, pensé que hubiera sido injusto que fuera culpada por la eliminación", dijo eufórica esta madrugada la número uno de la selección femenina de Brasil.
La segunda víctima de la portera femenina, fue Alanna Kennedy.
La fiesta que comenzó la noche del viernes y casi 150 minutos después parecía que terminaría con otro drama, se desató en Brasil con los primeros minutos del sábado.
Bárbara Micheline do Monte Barbosa nació para ser estrella.
Incluso para inspirar la segunda parte de un filme de acción y heroísmo de Hollywood.
Nacida el 4 de julio, pero de 1988 en la ciudad nororiental de Recife, diez años después ya jugaba en las calles polvorientas de su barrio a frustrar con sus atajadas a las delanteras rivales.
Sus comienzos en el fútbol no fueron deslumbrantes como en cambio siempre fue su apariencia de 171 centímetros de estatura: esbelta, de tez bronceada y ojos verdes lucen muy bien con el uniforme de la Canarinha.
Un cazador de talentos la descubrió el día que su equipo fue vapuleado por 8-0. "Me dijo que tenía gran potencial", relató recientemente.
ADN de buen fútbol tiene, a pesar de su padre, exjugador del Ibis Sporte Clube, que desde su fundación en los años 80 se proclamó como 'el peor equipo del mundo'.
Muy lejos de su calurosa Recife natal, en Rusia, Bárbara dio aviso de su calidad al mundillo del fútbol al detener tres lanzamientos de penalti a la selección de Estados Unidos en el partido por la medalla de bronce del Mundial Sub'20 de 2006.
Cuando de detener penaltis se trata, ahí está Bárbara, ¡santa Bárbara bendita!
"Pedí fuerzas a Dios y fui muy feliz al atajar", afirmó la joven que solo ha recibido un gol en los cuatro partidos que Brasil ha jugado en los Juegos Olímpicos.
Fue Lotta Schelin a los 89 minutos de un partido que Brasil ganó por 5-1 a Suecia, el mismo rival que encontrarán ahora en semifinales.
El sueño de ganar en Juegos de Río mucho más que las medallas de plata en Atenas 2004 y Pekín 2008 sigue vigente gracias a Bárbara, la mujer que tatuó en su piel los anillos olímpicos cuando supo que encabezaba la lista de dieciocho convocadas por el técnico Vadao.
Con los anillos lleva grabada la inscripción 'Rio 2016'y le sobra piel para añadir una medalla de oro si su selección llega a la última cita del torneo femenino, el 19 de agosto en el estadio Maracaná.
Bárbara, otra Bárbara pero similar a la más célebre futbolista brasileña del momento, se hizo canción a comienzos de los años 70 del siglo pasado por la inspiración de Chico Buarque y Rui Guerra.
"Bárbara, Bárbara, nunca es tarde, nunca es demasiado...", comienza el tema musical
Bárbara Micheline do Monte Barbosa aún no ha terminado su música.

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