Termina la ejecución de la rutina técnica del dúo en el centro acuático María Lenk, el escenario donde se desarrolla la competición de natación sincronizada en los Juegos Olímpicos de Río 2016, y ni Ona Carbonell ni Gemma Mengual ocultan su disconformidad con la puntuación dictada por los jueces.
El marcador ilumina unos discretos 92.5024 que rebajan al quinto lugar el nivel de la pareja española antes de la exhibición, este martes, del ejercicio libre que acabará por conformar la clasificación final de esta modalidad. El podio se antoja remoto con Rusia, China, Japón y Ucrania en las cuatro primeras posiciones.
Gemma Mengual se adelanta a Ona Carbonell por el pasillo que bordea la piscina y empieza a confesarse ante los periodistas españoles en zona mixta: "Estoy resignada". "Al final, ya sabemos cómo va esto. Después de lo de ayer (fueron cuartas en la preliminar del dúo libre), que pase lo de hoy..."
El domingo, tras advertir el tercer puesto del dúo japonés en la preliminar de la rutina libre, la barcelonesa, de 39 años y madre de dos niños, ya había proclamado su disconformidad con el criterio de los jueces. "Se ha visto que a Japón lo quieren meter ahí. Llevo años y lo sé", expuso entonces, todavía en caliente, dejando entrever un trato favorable en el camino hacia Tokio 2020.
Esta vez aportó otra explicación. "Somos un país que ahora ha perdido un poco de peso. No llevamos equipo. Son muchas cosas que influyen", dijo desilusionada. "Ayer fue un cuarto y pensé: 'bueno'. Pero hoy el quinto ha sido un poco decepción", abundó.
Ona Carbonell habló también de "temas políticos" aunque después se corrigió. "Muchas veces nos hemos visto favorecidas por estos temas y ahora nos vemos perjudicadas. Esto forma parte del juego. No creo que sea justo quejarse", dijo.
Vigente subcampeona del mundo como solista, Ona Carbonell se aferra todavía a la rutina libre, un ejercicio inspirado en la pasión flamenca con el que pondrán el broche a la competición.
"Hemos hecho unas coreografías increíbles y mañana no lo vamos a poner fácil. Vamos a luchar. No tenemos nada que perder y mucho que ganar. Vamos a brillar, a hacer llorar a la gente y que, al menos, por nuestra parte no quede", anunció.
En la mente de Ona está muy presente lo ocurrido hace cuatro años en la capital inglesa, donde nadó junto a Andrea Fuentes. Tras el ejercicio técnico se situaron a siete décimas de la segunda posición pero en el libre corrigieron su desventaja para saborear la plata.
"Hoy el tercer puesto (Ucrania sumó 93.1358 en el dúo técnico) tampoco está tan lejos. El tercero y el cuarto están enganchados y nosotras estamos ahí. Imposible no es. Tendremos que no cometer errores y hacerlo lo mejor que podamos mañana", reaccionó Mengual.
Dada la ausencia del equipo tras su decepcionante paso por el Preolímpico, el dúo se presentó en la ciudad carioca como la única opción de medalla de una disciplina que había recogido un jugoso botín en las dos anteriores citas olímpicas: dos platas en Pekín 2008 y una plata y un bronce en Londres 2012.
La medalla era la apuesta del cuerpo técnico cuando tomó la controvertida decisión de rehacer, tras los pasados Mundiales de Kazán (Rusia), el dúo. En aquella competición, Ona Carbonell -brillante como solista- compitió arropada por Clara Camacho en el técnico y por Paula Klamburg en el libre.
Fueron quintas, al igual que Gemma Mengual en otra categoría. Llevaba tres alejada de la elite cuando reapareció ante los ojos de los jueces junto a Pau Ribes en el novedoso dúo mixto.
La directora técnica Ana Montero vio en ella la solución a los problemas que estaba atravesando la sincronizada y Mengual, doble medallista en los Juegos Olímpicos de Pekín, atendió su llamada.
En Río de Janeiro cuenta con una última baza: la rutina libre de mañana. Primero, sonará el Concierto de Aranjuez. Después, un zapateado sobre el agua. Contagiar su pasión a un país que se mueve al ritmo de la samba es el último desafío de la catalana.