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Armenio deja guerra en el pasado, lucha por Brasil y planea un futuro mejor

Al vender su coche para comprar un billete de Armenia a Brasil, Eduard empezó una vida nueva y rescató un sueño en el deporte, pero no imaginó que perdería en su debut en los Juegos de Río, aunque la derrota no ha golpeado al hombre que se apartó de la guerra para permanecer en la lucha grecorromana.Víctor Machado
El acento y el nombre son suficientes para notar que Eduard Soghomonyan no es brasileño, pero pasó a sujetar esa bandera hace poco más de un mes cuando se nacionalizó.
Armenio de nacimiento, el luchador de 26 años dejó a su familia y su país de origen en 2011 para volver a empezar lejos de las consecuencias de la guerra de Nagorno-Karabakh, que duró hasta el comienzo de los años 90.
"Mi vecino y mi tío casi murieron por la guerra. Mi hermano comenzó a trabajar con 10 años y yo con 12. Cargaba camiones y un día trabajaba y otro entrenaba. Tenía un coche y decidí venderlo para venir a Brasil", señaló.
"Mi vida vale más que ese coche", pensó el luchador cuando decidió venderlo para mejorar su calidad de vida.
Eduard, el único representante de Brasil en la lucha grecorromana en Río 2016, fue derrotada por el georgiano Iakobi Kajaia en la categoría de 130 kilos en menos de dos minutos en la primera ronda.
"No conseguí defenderme y él consiguió hacerlo. Varios campeones ya perdieron en la primera lucha. Los Juegos Olímpicos tienen varias sorpresas y esta táctica no funcionó", analizó tras la derrota.
Pese a la derrota, el luchador fue bastante aplaudido por los aficionados brasileños ya que el país no tenía un representante masculino desde 2004.
"Estaba muy orgulloso, fue muy emocionante. Quería conseguir la victoria, pero no fue posible. Estoy muy orgulloso de la bandera de Brasil. Pido disculpas a los atletas y personas que esperaban más", comentó.
La decisión de cambiar de país surgió en 2011 cuando se hizo amigo de un brasileño durante una competición en Armenia.
Eduard defendía a la selección de su país natal, pero, después de sufrir lesiones y tres operaciones, fue apartado y consideró difícil un retorno al equipo nacional.
En busca del sueño de volver a competir y librarse de las dificultades con las que convivió desde pequeño, aceptó la invitación de su amigo, que le sugirió una visita a Brasil para intentar representar al país en la lucha grecorromana.
"Me llamó, me abrió las puertas de su casa, me dio comida y la oportunidad de comenzar una vida aquí", afirmó el atleta, que pasó a vivir con la familia de su amigo, en Sao Paulo.
En Brasil buscó a la Confederación Brasileña de Lucha (CBW) y recibió el apoyó para nacionalizarse, pero para eso era necesario estar cuatro años sin representar a Armenia hasta la emisión del pasaporte, que llegó en 2015.
En esos años, Eduard sólo entrenó, sin competir, lo que cree que ha podido perjudicar su preparación para los Olímpicos.
"Fue muy estresante porque tardé mucho para conseguir la nacionalidad. Voy a prepararme ya para 2020 y nada va a molestarme en esos cuatro años. Ya tengo los documentos, va a ser perfecto, como yo quiero", agregó.
"En Brasil la vida es maravillosa, tenemos personas felices, personas que ayudan. En Armenia el pueblo ha sufrido mucho, ves personas de 20 años que parece que tengan 40 porque tienen muchos problemas", confesó.
"Aquí hay playa, no hay guerra", añadió.
Eduard dejó a su madre y hermana en Armenia, con quienes tiene más contacto. Su padre y su hermano viven en Moscú. Al pensar en su futuro, además de disputar los Olímpicos de Tokio, en 2020, vivir en Río, traer a sus familiares y abrir un gimnasio.
"Es difícil cambiar de país por el tema de la edad, pero voy a conseguir un poco de dinero, arreglar una casa y traer a mi madre. Quiero vivir en Río, cerca de la CBW para entrenar de mañana, de tarde y de noche", señaló.

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