La española Carolina Marín escribió un lejano 31 de agosto de 2014 ante la china Li Xuerui, su rival este jueves en las semifinales del torneo olímpico de Río de Janeiro, la primera página de una carrera que a sus 23 años es ya brillante.
Ese día disputó en Copenhague su primera final en un Campeonato del Mundo y, pese a partir como la décima preclasificada, fue ella la que se hizo con el título. Por 17-21, 21-17 y 21-18 batió a la asiática.
Un año después repitió conquista mundialista en Yakarta (Indonesia) y, tras su reciente éxito continental en la localidad francesa de La Roche-sur-Yon, viajó a la ciudad carioca dispuesta a incorporar a su palmarés la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.
Ése es su anhelo en su segunda participación olímpica tras su discreto paso por Londres en el año 2012. Entonces tenía 19 años y escasa experiencia internacional.
En la fase de grupos encontró su techo, con una intrascendente victoria en su estreno ante la peruana Claudia Rivero.
Li Xuerui, su próxima adversaria en el Pabellón 4 de Riocentro y vigente campeona olímpica, se cruzó tras ese encuentro en su camino. La despachó por un concluyente 21-13 y 21-11.
Dos años después, en el Abierto de Japón, el resultado volvió a ser favorable (21-14 y 21-12) a la jugadora de Chongqing quien, desde el 13 de junio de aquel año, cuenta por derrotas sus duelos frente a la onubense.
Solo pocos meses después fue ella la vencida en la final del Mundial de Copenhague, el torneo que encumbró a Carolina.
La historia del bádminton femenino es una hasta la aparición de en aquel torneo de la española. Y otra, totalmente distinta, a partir de la eclosión de la andaluza, campeona de los Europeos de 2014 y 2016 y de los Mundiales de 2014 y 2015.
Con estos logros, se permitió quebrar la hegemonía asiática.
A las puertas de la historia volverá a llamar este jueves la onubense, quien con su entrada en semifinales tendrá la oportunidad de pelear por las medallas.
La versión más fiable que se le recuerda mostró a su inmaculado paso por la fase de grupos, que solventó con dos cómodas victorias ante la finlandesa Nanna Vainio y la danesa Line Kjaersfeldt.
Su nivel siguió creciendo con la exigencia del duelo de cuartos de final, ante la surcoreana Sung Ji Hyun (21-12 y 21-16), y un escalón más desea subir ante Li Xuerui. Se exige ganar.