La policía brasileña asestó hoy un nuevo golpe a la llamada "mafia de las entradas" para los Juegos de Río con la detención del presidente de la asociación de Comités Olímpicos Europeos y el Comité Irlandés, Patrick Hickey, miembro del COI, por su presunta relación con una red de venta ilegal.
La policía de Río de Janeiro detuvo a Hickey a primeras horas en un hotel de la "familia olímpica" en Barra de Tijuca en virtud de una orden judicial de prisión preventiva.
Ronaldo Oliveira, director general de policía especializada de Río de Janeiro, explicó hoy que, cuando los agentes llegaron al hotel, la esposa de Hickey les dijo que su marido había regresado a Irlanda.
Sin embargo, le encontraron en una habitación próxima registrada a nombre del hijo de ambos lo que, según Oliveira, puede considerarse obstrucción a la acción de la policía.
Además, agregó, tras la detención fueron incautados varios teléfonos celulares y ordenadores portátiles que confirman que Hickey estaba en contacto con un abogado que le alertó sobre la posibilidad de que la investigación le alcanzara y que intercambió decenas de correos con el británico Markus Evans, en paradero desconocido y considerado el "cerebro" de la red.
Tras la detención, Hickey, de 71 años, sufrió una descompensación y fue traslado a un hospital, desde donde será conducido a dependencias policiales para declarar.
En su primera reacción, el COI apuntó que está a la espera de conocer los cargos contra Hickey y subrayó que "merece que se crea en su inocencia".
"Estamos tratando de fundamentar los hechos y ver qué ha ocurrido. Confiamos plenamente en el sistema, pero ha de presumirse la inocencia de cualquier persona antes de poder acusarle. Tal como está la investigación no tenemos más que decir y estamos esperando resultados de la investigación policial", dijo el portavoz del COI, Mark Adams.
"La policía no ha pedido información al COI, pero cuando lo hagan la facilitaremos. Son acusaciones al comité Irlandés, sobre si ellos han retenido mil entradas y las han venido ilegalmente pero su participación no está demostrada. Nosotros nos ceñimos al sistema de la justicia brasileña, no hay ni hechos que se le imputen", añadió Adams.
Oliveira explicó hoy que la detención de Hickey responde a la tercera fase de un operativo desarrollado contra la "mafia de las entradas", en la que ya hay dos detenidos y se han librado siete órdenes de prisión preventiva.
Según la policía brasileña, el Comité Olímpico de Irlanda contrató a la empresa Pro 10 para vender entradas en Brasil y los boletos fueron transferidos a la firma THG, cuyo director, Kevin James Mallon, fue detenido el 5 de agosto en un hotel en el que fueron aprendidos cerca de 1.000 accesos.
La empresa está controlada por el empresario inglés Marcus Evans, en paradero desconocido, cuya prisión fue solicitada esta semana, junto con la de otros tres directores de la misma sociedad.
La empresa, de acuerdo con la policía, vendía ingresos con precios hasta cinco veces por encima de lo normal, aunque su principal negocio eran las entradas de la ceremonia inaugural, por las que llegó a pedir hasta 8.000 dólares, y de la clausura, que planeaba vender a 15.000 dólares.
Un negocio, que según estimaciones de la policía, podría arrojar beneficios superiores a los 3,5 millones de dólares.
THG ya estuvo envuelta en la venta ilegal de entradas para la Copa del Mundo de 2014 que se celebró en Brasil.
Los responsables de THG conocen en profundidad el mecanismo de venta de las entradas porque se ocuparon de la comercialización de los accesos en Londres 2012, pero no estaban acreditados para operar en Río.
La red tenía acceso privilegiado a entradas de eventos olímpicos especiales que se incluían en los llamados "paquetes de hospitalidad" y que vendían a personas o empresas con un valor muy superior al real.
Además, la policía desarticuló la pasada semana una red de delincuentes radicados en Sao Paulo que operaba con tarjetas de créditos falsas para la venta ilegal de entradas.
La organización de Río 2016, que asegura que ha vendido más del 80 por ciento de las entradas a los Juegos, ha atribuido a estas redes ilegales de venta parte de la responsabilidad por los muchos asientos vacíos que se ven en las gradas de las sedes olímpicas.