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Fiesta en el barrio de Carolina Marín por su histórico pase a la final

EFE / Mario Asensio

El barrio de La Orden de Huelva no tiene velada o verbena en agosto, pero al menos unos días cada temporada estival sabe que tiene un motivo de fiesta frente al televisor para ver en acción a su vecina más ilustre: Carolina Marín.

La volantista onubense tiene acostumbrados a los suyos a celebrar éxitos y lo volvió a hacer en los Juegos Olímpicos de Río, donde ya ha asegurado la primera medalla olímpica de la historia de Huelva al ganar a la vigente campeona, la china Li Xuerui por 21-14 y 21-16.
Vecinos, amigos y compañeros de su club de origen, el Recreativo IES La Orden, disfrutaron con este partido histórico, con el que vibraron de emoción y se mostraron felices a la espera de una final en la que tienen depositadas muchas esperanzas.
La joven, que cambió el flamenco por la raqueta de bádminton, ha llevado la alegría a cada casa del barrio donde la conocen desde siempre y siendo campeona del mundo ha hecho vibrar a sus vecinos los dos últimos años a través de la pantalla. Primero en Dinamarca, después en Indonesia y ahora el viaje catódico les ha llevado a Brasil.
El calor de la sobremesa había dejado desierta las calles y poblado los chiringuitos de la playas, pero como siempre que juega Carolina en un bar de la ciudad hay un punto de ebullición.
Es el situado junto al Parque Moret, el llamado pulmón verde de Huelva, desde donde se mandó aliento y energía a la campeona onubense para hacer historia de nuevo al clasificarse para su primera final olímpica.
Es el lugar de reunión tradicional de la gran familia del Recreativo IES La Orden, en el que Carolina sentó las bases de la campeona que es hoy, al que se sumaron vecinos, familiares, conocidos y también el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, y el concejal de Deportes, Antonio Ramos.
Banderas de España, del Recreativo y del IES La Orden, con su copa de campeón de España situada bajo el televisor, decoraron un ambiente en el que reinaba el silencio y la concentración, como su heroína en la pista, sólo roto por los aplausos de cada punto a favor, momento en el que se levantaron los puños cerrados con rabia.
Se bebía para calmar la sed y las tapas permanecían en las mesas apenas sin probar por los nervios. Pero la confianza en Carolina es grande y su gran primer set reforzó la idea de que el pase a la final lo tenía al alcance de la mano.
Los que la quieren disfrutan de cada golpe y la ven mentalizada tras ganar el primer set. En el descanso se celebró la medalla de oro piragüismo de Saúl Craviotto y Cristian Toro en el K2 200 y de nuevo a la carga para un nuevo gran comienzo de la segunda manga.
Después, la china reaccionó pero se mantuvo la calma antes de explotar de nuevo en aplausos al remontar y tener la onubense al alcance la final.
Y lo intuido se cumplió y entre gritos de "Carolina, Carolina", muchos aplausos y muestras de alegría, alguien irrumpió con una botella de champán que salpicó a todos, mientras desde varios puntos le siguió el lanzamiento de confeti.
Es la fiesta anticipada al sueño hecho realidad de una final olímpica en la que auguran una celebración aún mayor.

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