El partido brillante que España necesitaba para batir a Estados Unidos en Río de Janeiro no le salió a los de Sergio Scariolo, que ahora deberán luchar el domingo por una nueva medalla, esta de bronce, en los Juegos Olímpicos.
Sería la quinta presea olímpica del baloncesto español, ya que las chicas se aseguraron la plata antes de jugarse el oro este sábado también contra Estados Unidos, toda una bestia negra en los últimos años para la ÑBA y la WÑBA.
Bendita bestia negra porque, como reconoció Scariolo tras el partido de este viernes, "ya sólo pensar que es una rival -contra el Team USA- es gratificante para el baloncesto español".
Sin duda, acierta el italiano en su aserto, pero también es verdad que del encuentro de este viernes en el Arena Carioca 1 no quedó ni en los aficionados españoles ni en la propia selección el regusto esperado, a pesar de resultado más que digno con que acabó (76-82).
No era tanto ganar, que por supuesto también, sino era meter dudas en los americanos y nervios para que viesen peligrar un triunfo que fue incontestable. Hacerles partido e infundirles temor. Pero en ningún momento España hizo vibrar como en las finales de Pekín 2008 y 2012, con mayores marcadores finales más ajustados, 118-107 y 107-100.
Hoy la brillantez esperada después de las exhibiciones frente a Lituania (109-59), Argentina (92-73) y Francia (92-67) no apareció y por ahí se fueron una ilusiones que solo alimentaban el marcador y, una vez más, la gran actuación de Pau Gasol. El nuevo pívot de los San Antonio Spurs terminó con 23 puntos, y eso que solo anotó en dos cuartos.
A Rudy Fernández, que no hizo un mal partido, no le entraron los triples (1/5) y Nikola Mirotic (2/7 TC), el otro gran francotirador de España en este torneo, las faltas y la intimidación de los pívot americanos le amargaron la tarde.
Solo Rudy, Sergio el 'Chacho' Rodríguez y Juan Carlos Navarro lograron alguna racha digna de mención, los dos últimos en el último cuarto. Aunque tampoco al nivel que necesitaba España ante un rival física y defensivamente tan poderoso.
En especial DeAndré Jordan, quien, desde el medio de la zonas no ha hecho más que volar y volar. Ya fuese para taponar intentos rivales, hasta cuatro veces, algunas de manera alucinante, o para hundir el balón en el aro contrario, otras cuatro.
Jordan, uno de los receptores de los pases de Chris Paul en Los Ángeles Clippers, fue el elemento diferencial en la defensa americana, donde se decidió el choque; y Klay Thompson, el principal apoyo de Stephen Curry en los Golden Sate Warriors hasta que llegue en octubre Kevin Durant, lo fue en el ataque del 'Coach K' Mike Krzyzewski con 22 puntos (8/16; 4/8 T3) propios de un excelente tirador puro como es.
También Kyrie Irving tuvo presencia cuando su equipo lo necesitó, como siempre ocurre con el espléndido y decisivo base compañero de Lebron James en los Cleveland Cavaliers. Y el otro base, Kyle Lowry, en su caso de los Toronto Raptors.
En definitiva, superioridad USA ante una España más animada por el marcador que por su propio juego y que no consiguió -o no le dejaron, que el rival también cuenta, y mucho- para poder soñar con el oro que redondease de la mejor manera la gloriosa generación del 80, la de los Júnior de Oro que aparecieron en Lisboa en 1999.
No podrán conseguir el título olímpico, para Tokio 2020 seguro que ya no estarán ni José Manuel Calderón y Juan Carlos Navarro, y probablemente tampoco Pau Gasol, pero tiene a tiro un bronce, que no es poca cosa.
Retirarse con una tercera medalla olímpica también seria un gran colofón para el grupo campeón del mundo en 2006, de Europa en 2009, 2011 y 2015, y dos veces plata en los Juegos de 2008 y 2012. Un legado impagable para la mejor generación del baloncesto español y de la mejores europeas. Una quinta a venerar en el futuro. Aunque hoy, en busca del oro que les faltaba, no les haya salido el partido brillante que necesitaban. No siempre sale la magia.