Suena el himno nacional de Brasil, los atletas se posicionan firmemente y colocan la mano en la cabeza en señal de respeto. Es el saludo militar, gesto que en los últimos días se ha repetido en el podio de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Los atletas de las Fuerzas Armadas de Brasil han conquistado hasta el momento el 80 % del total de las 15 medallas coleccionadas por el país anfitrión, que encabeza el medallero latinoamericano.
Los jugadores de voleibol de playa Alison Cerutti y Bruno conquistaron el oro la madrugada del viernes en la arena de Copacabana y al recibir su medalla hicieron una reverencia a la bandera de Brasil.
Integrantes de la Marina, las brasileñas Martine Grael y Kahena Kunze, campeonas del mundo de 2014, alcanzaron el dorado tras vencer a las adversarias de Nueva Zelanda y, una vez en el podio, hicieron la venia.
El saludo militar también fue hecho por el gimnasta Arthur Nory, quien se hizo con el bronce; por su colega Arthur Zanetti (plata) y por Thiago Braz, oro en salto de pértiga, entre otros.
Otra de las atletas que integra el programa de deporte de las Fuerzas Armadas es Rafela Silva, una judoca proveniente de la favela Ciudad de Dios que le regaló el primer oro a Brasil.
El Ministerio de Defensa ha expresado su orgullo por el resultado cosechado por los deportistas de las Fuerzas Armadas y en los últimos días sustituyó en su página web las fotos de los aviones por las de los atletas vencedores en los Juegos Olímpicos.
El propio ministro Raúl Jungmann aprovechó el tirón de la competición y tiene previsto visitar este viernes las instalaciones del "Programa Fuerzas del Deporte", que facilita el acceso al deporte a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad.
Pero las victorias olímpicas no son siempre logros militares, como destacó hoy el diario Folha de Sao Paulo en un artículo de opinión publicado este viernes.
"Quien ve a nuestros atletas haciendo la venia en el podio debe pensar que en los cuarteles deben estar transformando a Brasil en una potencia deportiva, pero en realidad no es exactamente así", señaló el columnista Bernardo Mello Franco.
El matutino destaca que las Fuerzas Armadas "apadrinan" civiles que ya se destacaban en sus modalidades y se convierten en militares temporales a cambio de un sueldo de unos 3.200 reales (unos 990 dólares).
Para ser militar temporal los atletas pasan por un entrenamiento de 45 días, estudian la jerarquía militar, aprenden a marchar y hacer la venia, pero después de ese periodo tan sólo participan de manera esporádica en la rutina militar.
Con 145 deportistas, las Fuerzas Armadas tienen el 30 % de los atletas brasileños en los Olímpicos, un contingente mayor que el presentado en los Juegos de Londres de 2012, donde participaron 51 militares.
Su presencia también ha sido fundamental fuera de las arenas olímpicas, ya que más de 40.000 agentes de las Fuerzas Armadas refuerzan desde finales de julio la seguridad de los Juegos Olímpicos.