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Carlos Coloma, el corredor que siempre creyó en que llegaría su día

La medalla de bronce lograda hoy por Carlos Coloma en los Juegos Olímpicos de Brasil no solo es el segundo "metal" que logra el ciclismo de montaña español en su historia sino que es un auténtico oro para un riojano que por encima de muchas dificultades creía que hoy sería su día, y lo fue.Eduardo Palacios
Carlos Coloma (Albelda de Iregua. La Rioja. 1981) lleva encima de la bicicleta dos decenios, los primeros años "indeciso" entre continuar con un brillante porvenir en las pruebas de carretera o el decantarse por lo que le gustaba más, "galopar" por caminos, entre piedras y obstáculos.
Pero siendo juvenil tomó una decisión y prácticamente desde entonces se empeñó en ser uno de los mejores del mundo en la bicicleta de montaña.
Empezó fuerte, con un oro en el Mundial júnior en 1999, cuando empezaba a fraguarse una generación "de oro" para la bicicleta de montaña en España, en la que él estaba por méritos propios.
Pero su disciplina no solo es muy exigente sino que, como tantas otras, tiene "jerarquías" y pronto le tocó comprender que si en el calendario mundial son suizos y franceses los dominadores, en España, durante años, el catalán José Antonio Hermida fue el número uno.
Así, el del Albelda de Iregua empezó a ser consciente de que debía esperar su momento, y él mismo empezó a saber que su voluntad sería lo que le llevaría lejos o no.
Pasó varias campañas peleando con su amigo Hermida por liderar el "mountain bike" español y con otros corredores que por momentos tuvieron tanta ambición como él, entre ellos el fallecido Iñaki Lejarreta o el murciano Sergio Mantecón.
Coloma pasó años alternando competiciones al más alto nivel con otros momentos en los que parecía que no podía llegar arriba y en los que había quien dudaba de su rendimiento; de hecho estuvo casi fuera del equipo olímpico para Pekín a pesar de haber ganado una plaza para España; acabó esos Juegos en el puesto 28.
Pero él dio otra lección de coraje entonces, dejó atrás cualquier duda e inició otro ciclo olímpico en el que aspiraba a lo máximo, a luchar con su amigo Hermida y, durante años, con Mantecón por liderar su disciplina en España.
De 2008 a 2012 pasó por años de trabajo callado, con buenos resultados alternados con otros más regulares, pero haciéndose un nombre en el pelotón internacional poco a poco.
Hasta que dio el primer golpe encima de la mesa y, de nuevo, una gran lección de fe en sí mismo, con un diploma olímpico en los Juegos de Londres, en los que fue sexto por delante de muchos de los corredores que parecían destinados a estar por delante de él.
Carlos Coloma regresó de Londres con toda la ilusión del mundo y dispuesto a subir un escalón más.
Pero pocos meses después, cuando ni había empezado la temporada de 2013, sufrió el mayor "palo" físico de su carrera, una fractura en un hombro que le dejó parado muchos meses y le obligó a pasar por el quirófano dos veces.
El riojano pasó del diploma olímpico a estar en torno al puesto 300 en el ránking mundial, por los meses de inactividad.
Pero ya entonces tenía entre ceja y ceja marcada una fecha, el 21 de agosto de 2016, la carrera olímpica de Brasil.
Desde entonces solo se ha preparado para hoy, primero con una progresión medida y luego con un "sprint" de resultados, el año pasado y éste, cuando se ha consolidado entre los diez primeros del mundo.
Aún así, desde hace meses en cada carrera que disputaba, ganara o no, repetía que solo tenía un objetivo, la prueba de Río; lo mismo cuando ganó el Campeonato de España que cuando hace quince días acabó el 21 en una carrera de la Copa del Mundo.
El sabía lo que hacía, se había preparado para hoy y finalmente ha conseguido un bronce que tiene casi tanto mérito como el oro, dado que, de nuevo, pocos contaban con él, pero él sí creía que lo podía lograr.

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