Más de 3.000 personas se han concentrado esta tarde en la plaza de la Constitución de Huelva para rendir un homenaje a Carolina Marín, medalla de oro olímpica de bádminton, quien, después de cuatro meses de no pisar su ciudad, se ha emocionado con la Salve rociera y un fandago dedicado a ella.Mario Asensio
Desde bastante tiempo antes de que Carolina apareciera sonriente y feliz con su medalla de oro colgada al cuello, acompañada por sus padres, Gonzalo Marín y Toñi Martín, la multitud ya se había extendido por el centro de Huelva y aguardaba entre cánticos y palmas, y ondeando banderas de España, de Huelva y raquetas de bádminton.
En una de las pancartas se podía leer: "Enhorabuena Carolina volviste a hacer historia".
La deportista apareció justo en el momento en que sonaba el estribillo de "No dejes de soñar", una canción de Manuel Carrasco, artista onubense al que tanto admira Carolina, y que competía en volumen con la sonora fuerza de los aplausos y vítores.
Tras recibir un ramo de flores de la teniente de alcalde, Elena Tobar, Carolina Marín escuchó cara a cara cómo le cantaban un fandango con una letra especial para ella: "Mi Huelva tiene el honor de tener a esta campeona, de bádminton luchadora, que lleva siempre en su corazón a nuestra blanca paloma".
El Ayuntamiento estaba engalanado con dos banderolas de gran tamaño flanqueando la puerta con dos frases: "Gracias Carolina" y "Puedo porque pienso que puedo", uno de los lemas favoritos de la medalla de oro.
Elena Tobar agradeció "enormemente" a la campeona olímpica la "alegría que has traído a Huelva" y la destacó como ejemplo para "todos los onubenses que te llevan en el corazón" por valores como la "humildad, la constancia, la valentía y el coraje de todos estos años".
Carolina saludaba con una sonrisa enorme desde el balcón, justo antes de llevarse las manos a la cara de emoción al escuchar cómo los coros de las hermandades del Rocío de Huelva y de Emigrantes entonaban para ella la Salve rociera, que tanto le gusta.
Pese a las lágrimas, acabó por unirse a la multitud y cantar el "olé, olé, olé" de su estribillo.
Después, tomó la palabra para decir que sabía "que toda Huelva iba a estar conmigo" y destacar el "orgullo" que supone para ella "enseñar esta medalla".
Agradeció a todo su equipo el trabajo para la consecución de su éxito, porque "ellos saben lo que hay detrás de esta medalla" y también se acordó de sus padres, "imprescindibles" en su gloria deportiva, por dejarla con 14 años marcharse a Madrid "a perseguir un sueño"; y al resto de su familia por esperarla siempre "con los brazos abiertos".
Cerró su intervención diciendo "hoy podemos decir que Huelva es de oro", antes de dedicarse a firmar autógrafos y hacerse fotos con todos sus seguidores.