George Wyndham, de 26 años, es el único representante de Sierra Leona en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro y su mente, más que en la competición, está en contribuir a "mejorar las condiciones deportivas" de su país para sus habitantes.David Ramiro
La otra cara de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro deja historias sorprendentes, como la de George Wyndham, el único representante en la ciudad brasileña de Sierra Leona, un país que tiene alrededor de un setenta por ciento de tasa de pobreza y se encuentra entre los quince más desfavorecidos del mundo.
"Quiero ser el hombre que ayude a cambiar el deporte en mi país. Mi sueño es ver a una delegación de treinta o cuarenta deportistas que vayan a los Juegos por Sierra Leona. Quiero más instalaciones y más equipo para incorporar a otras personas discapacitadas", afirmó Wyndham, que practica el tenis de mesa.
Después de contraer la polio cuando era joven, Wyndham comenzó a practicar deporte con once años. Primero hizo atletismo y, por azares del destino, al ir a ver un partido de fútbol en los pasillos del estadio vio a gente jugando al tenis de mesa.
Un entrenador, al verlo, le invitó a probar, pero rechazó el ofrecimiento alegando que no se podría mover igual que el resto de chicos. Su madre fue la que le convenció para jugar y desde entonces, con entrenamientos y determinación, fue mejorando hasta comenzar a ganar títulos.
En su palmarés luce orgulloso dos campeonatos de África (2013 y 2015), pero la espina de jugar a nivel internacional no se la ha podido quitar hasta este año.
Primero porque hace dos recibió una invitación por parte de la Federación Internacional de Tenis de Mesa (ITTF) para competir en el Mundial de Pekín y la crisis del ébola le impidió salir de Sierra Leona, y segundo porque el año pasado fue invitado a uno de los torneos más prestigiosos en Italia y no recibió el visado para viajar.
Su ausencia en esos dos campeonatos, lejos de minarle la moral, le motivaron para intentar llegar a Río y por el camino ayudar a fomentar el deporte entre sus compatriotas.
"He recibido a mucha gente con ganas de practicar tenis de mesa, pero después de unos días ves que no regresan porque su vida y su comida dependen de lo que sacan en la calle pidiendo y si están jugando no lo pueden hacer", relató Wyndman a su paso por el Parque Olímpico.
Ese afán por ayudar a la gente de Sierra Leona es el que le está llevando a hablar con las instituciones de su país para cambiar la mentalidad y ayudar a las personas con discapacidad.
Su participación, a nivel deportivo, no ha sido la mejor que podría esperar, ya que su sueño era alcanzar los cuartos de final en la clase 4, pero dos derrotas contra el chino Zhang Yan y el tailandés Wanchai Chaiwut le han privado de seguir adelante.
El triunfo que no ha logrado sobre la mesa de tenis lo ha conseguido fuera, al ser el primer representante de un país al que aspira a cambiarle la mentalidad para fomentar el deporte y la inclusión de las personas con discapacidad.