El lanzador de disco valenciano David Casinos, que sufre una ceguera total desde los veinticinco años, sigue agrandando su leyenda deportiva en Río de Janeiro al lograr la medalla de bronce y sumar su quinto metal en sus quintos Juegos Paralímpicos.David Ramiro
A sus 44 años, Casinos puede presumir de tener uno de los palmarés más envidiables del movimiento paralímpico y está considerado el mejor lanzador de peso y disco ciego de la historia con cinco medallas en cinco Juegos.
Una retinopatía diabética que le provocó una ceguera total con 25 años le obligó a cambiar de vida, a abandonar su trabajo en una multinacional y a comenzar una nueva etapa vital. Solo quedaban dos opciones, "hundirse o luchar", como dice.
Lo primero fue adaptarse a la nueva vida y, tras ingresar en el centro Ignacio de Isatrústegi de Sabadell, aprendió a moverse por la calle, coger medios de transporte y manejarse con el bastón para tratar de ser lo más independiente posible dentro de su discapacidad, una palabra que no le gusta y que él prefiere decir 'di-capacidad'.
En esos momentos duros, una llamada de José Manuel Puchal 'Xavó' para invitarle a su grupo de entrenamiento le sirvió de ayuda para levantar su autoestima y darse cuenta de que tenía talento para ganar competiciones.
En 2005, año en que pasó a ser profesional gracias al Plan ADOP, se unió deportivamente a la atleta alemana Gabriela Wolk, con la que consiguió triunfos como el doble campeonato mundial en peso y disco.
En Pekín vivió uno de los momentos más emocionantes de su carrera deportiva cuando ejerció de abanderado de la delegación española en la ceremonia de inauguración de los Juegos Paralímpicos y unos años después añadió a su extenso historial la Medalla de Oro de la Real Orden al Mérito Deportivo y el Premio Nacional del Deporte en la categoría Olimpia.
A Río de Janeiro llegó con la tercera mejor marca de la temporada en lanzamiento de disco y consciente de que, como todo deportista, el tiempo no pasa en balde y las competiciones deben disfrutarse y competirse como si fuera la última, por si así fuera.
Con una marca de 38.58 metros, la mejor de su temporada, Casinos logró "un bronce que sabe a oro", metal que fue para el brasileño Alessandro Silva, que alcanzó los 43.06 metros, por delante del italiano Oney Tapia, que marcó 40.89 y se alzó con la plata.
Después de ganar la medalla, Casinos está decidido a iniciar un periodo de reflexión para decidir si sigue con su carrera como deportista o, por el contrario, su relación con el deporte será desde otra vertiente para dejar paso a las nuevas generaciones.
"Puede ser un gran momento para dejar el atletismo. Si siguiera hasta Tokio podría ser peor o mejor. Es el momento de estar tranquilo y tomar decisiones. Voy a estar al lado del deporte porque mi vida pertenece al deporte", asegura.
Lo que está claro es que dentro o fuera de la pista, Casinos seguirá con su empeño de fomentar el deporte desde otra vertiente, que es algo que le mueve en su afán por trasladar a la sociedad que luchando se pueden superar todo tipo de barreras y mostrar que la discapacidad no es más que una idea o pensamiento de las personas.
"Con sacrificio, constancia y esfuerzo podemos conseguir lo que queramos. A por ello, porque todos los días sale el sol y si no ya me encargo yo de sacarlo", confiesa Casinos.