A un año de levantar el telón, PyeongChang 2018 ultima sedes e infraestructura, completadas en su mayoría, para acoger unos Juegos Olímpicos de Invierno que repartirán cuatro oros más que Sochi 2014 y cuyo coste se intenta contener para que suponga solo el 20 % de lo gastado en la cita rusa.Los Juegos se disputarán del 9 al 25 de febrero del año que viene en este condado del noreste de Corea del Sur, que ha programado los Juegos Paralímpicos para el lapso que va del 9 al 18 de marzo.
A excepción del Estadio Olímpico (instalación temporal de 40.000 asientos para las ceremonias de apertura y clausura, que estará lista en septiembre), algunas pistas de esquí alpino en Jeongseon y Yonpyeong y el parque de 'snowboard' de Bokwang, las otras nueve sedes están virtualmente listas, sobre todo porque seis ya existían.
Las dos villas olímpicas tienen previsto estar listas también en septiembre de este año.
Mientras se terminan también las obras en carreteras locales, autopistas, un tramo de tren de alta velocidad -que unirá Seúl y los Juegos, a 180 kilómetros de la capital surcoreana, en poco más de una hora- y se comienza a potenciar el gasto en mercadotecnia, el comité organizador y el Gobierno buscan ajustar el coste al máximo. Sobre todo en un momento marcado por el escándalo de corrupción de la llamada "Rasputina" surcoreana que ha sacudido Corea del Sur.
Este es el apodo que recibe Choi Soon-sil, una íntima amiga de la presidenta surcoreana (destituida a raíz del caso) que supuestamente orquestó una red para extorsionar dinero a grandes empresas y obtener jugosos contratos, incluidos varios relacionados con PyeongChang 2018 que la acusada esperaba cerrar próximamente.
La organización, en palabras de su presidente Lee Hee-boom, ha defendido que la cita deportiva fue "uno de los objetivos" de la trama de corrupción pero que "ninguno de dichos planes se materializó" y que los contratos de construcción de PyeongChang se han gestionado con total transparencia.
En todo caso, el Ministerio de Deporte surcoreano espera que el presupuesto de los Juegos supere ligeramente los 10.000 millones de dólares, esto es, unas cinco veces menos que los 51.000 millones que costó Sochi 2014, la cita olímpica (de invierno y verano) más cara de la historia.
Al igual que en la edición de hace cuatro años, las instalaciones de PyeongChang estarán divididas en dos núcleos: el de la costa, constituido en torno a la ciudad de Gangneung y enfocado al patinaje, el curling y el hockey, y el de montaña, centrado en las estaciones de esquí de Alpensia y Yongpyong y el centro alpino de Jeongseon.
En este caso las distancias serán mayores que en Sochi, con algunas sedes a unos 40 kilómetros unas de otras, mientras que las temperaturas medias de la zona harán que la cita tenga un aire más invernal que en 2014, ya que durante las fechas elegidas el termómetro suele marcar entre 0 y 5 grados C bajo cero.
Los terceros Juegos de Invierno que acoge Asia -después de los celebrados en las ciudades japonesas de Sapporo y Nagano- incluirán 15 deportes, al igual que Sochi, pero repartirán cuatro oros más hasta superar por primera vez el centenar y alcanzar un total de 102.
La cifra es el mejor testimonio de cómo ha crecido la franquicia olímpica de invierno y el negocio en torno a la misma, ya que supone más del doble con respecto a los 46 metales de oro para seis disciplinas que se repartieron hace 30 años en Calgary 1988.
El incremento se debe en este caso a la inclusión de cuatro nuevas pruebas: dobles mixto de curling, patinaje de velocidad con salida masiva, esquí alpino por equipos y 'snowboard big air'.
De momento, el comité organizador espera que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de PyeongChang cuenten con unos 6.500 participantes, entre deportistas y delegaciones arbitrales y federativas, procedentes de 95 países diferentes.
Queda por ver si la cita surcoreana logrará atraer, además de al público asiático, a los mercados europeo y norteamericano a los que tradicionalmente se han enfocado los Juegos Olímpicos de Invierno.
Por el momento los precios de las entradas se han mantenido en una horquilla razonable y no varían en gran medida de los de Vancouver o Sochi, con las más caras (las de la ceremonia inaugural) alcanzando los 1.300 dólares y las más baratas en apenas 17,50 dólares para pruebas como el biatlón o el skeleton.
En todo caso la mitad de las entradas costarán menos de 70 dólares de cara a atraer a más aficionados foráneos.
PyeongChang 2018 contará con el peculiar aliciente de celebrarse a apenas 90 kilómetros de la frontera -la más militarizada del mundo- con Corea del Norte, una brecha atestada de minas antipersona que separa a dos países que oficialmente están en guerra desde hace más de 65 años.