Carlos Arthur Nuzman inició su carrera como jugador de voleibol para más tarde pasarse a los despachos hasta alcanzar la presidencia del Comité Olímpico Brasileño, una trayectoria hoy manchada por las sospechas de que participó en la compra de la elección de Río 2016.Carlos Meneses Sánchez
Nuzman declaró hoy ante la Policía Federal para esclarecer su supuesta participación en la compra de votos de miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) que permitieron que su ciudad natal fuese escogida sede de la cita olímpica, como así sucedió.
Nacido en Río de Janeiro el 17 de marzo de 1942, probó suerte con la natación y el tenis cuando era un niño, pero fue en el voleibol en el que cosechó sus mayores éxitos como deportista.
Empezó en el Clube Israelita Brasileiro y fue creciendo hasta llegar a la selección brasileña de voleibol, camiseta que vistió en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, así como en los campeonatos del mundo de la URSS 1962 y Checoslovaquia 1966.
Se formó como abogado, incluso tiene su propio bufete, y a partir de la década de los 70 comenzó su meteórica carrera como dirigente deportivo, más extensa y prolífica que su anterior etapa como jugador.
"Cuando me retiré del voleibol decidí que la mejor manera de continuar aportando al deporte de mi país era como dirigente deportivo. Me postulé y gané la presidencia de la Confederación Brasileña de Voleibol (CBV)", comentó en una reciente carta.
Ocupó ese puesto desde 1975 hasta 1996 y entre medias fue presidente del Consejo Mundial de Voleibol Playa de la Federación Internacional, convirtiendo esa modalidad en olímpica a partir de Atlanta.
Un año antes de desvincularse de la federación de voleibol fue elegido presidente del Comité Olímpico de Brasil (COB), cargo que ocupa desde hace más de dos décadas ininterrumpidas siendo reelegido seis veces con apoyo prácticamente unánime.
La última fue en octubre pasado por lo que su mandato al frente del COB en teoría se prolonga hasta 2020.
Durante su gestión, no exenta de polémica, Brasil recibió los Juegos Panamericanos de Río 2007, JJOO de Río de 2016 y el Mundial de fútbol en 2014.
Nuzman fue cuestionado cuando se supo del aumento del 1.000 % en el presupuesto para los Panamericanos que se celebraron en la capital fluminense.
Las sospechas sobre su desempeño volvieron en 2009, cuando Río fue escogida para albergar la cita olímpica en un momento en el que Brasil, con Luiz Inácio Lula da Silva como presidente, era un ejemplo para el mundo de crecimiento económico y desarrollo social.
Nuzman viajó por decenas de países y ahora la Policía ve "fuertes indicios" de que maniobró ilícitamente con miembros de algunas federaciones olímpicas en pro de la sede carioca.
Además de ser presidente del COB, también sumó a su currículum el de presidente del Comité Organizador de Río 2016, algo inusual en otras ediciones de Juegos Olímpicos y que llegó a ser cuestionado por el Tribunal de Cuentas de Brasil, que apuntó un posible conflicto de intereses.
Su promesa de que Río 2016 sería financiada íntegramente con recursos privados fue imposible de cumplir y al final la Alcaldía y el Gobierno regional de Río tuvieron que ayudar a cerrar un agujero todavía abierto.
La trayectoria de Nuzman no se limitó únicamente a Brasil, ya que fue miembro de la asamblea del COI entre 2000 y 2012 y solo abandonó el cargo ese año porque cumplió los 70, edad de jubilación en el máximo organismo del deporte mundial.
Sin embargo, es miembro honorífico del COI desde 2013 y a pesar de haber perdido en abril pasado las elecciones a la presidencia de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), en las que se postulaba como favorito, continúa acumulando nuevos trabajos como directivo.
El actual presidente del COI, el alemán Thomas Bach, comunicó ese mismo mes a Nuzman su incorporación a la Comisión de Evaluación de los Juegos de Tokio 2020.
El COI manifestó hoy que tiene "el máximo interés" en que se aclare el escándalo destapado este martes, otro más en el día a día de una corrupción que parece haber infectado todos los niveles en Brasil, incluido el olímpico.