El austriaco Marcel Hirscher, único séxtuple ganador de la Copa del Mundo de esquí alpino, aumentó su propia condición de mito al ganar su segundo oro en los Juegos de invierno de PyeongChang, al anotarse este domingo el gigante disputado en la estación surcoreana de YongPyong.
Hirscher, de 28 años, asimismo séxtuple campeón mundial y plata en eslalon hace cuatro años, en los Juegos de Sochi (Rusia), ya había cerrado el circulo el martes, al ganar -esta vez en Jeogseon- la combinada.
Un triunfo que le sirvió para colgarse al pecho su primer oro olímpico y quitarse toda la presión, recordándole a la prensa, tras su hazaña, que ya no tendría que escuchar más la "estúpida pregunta" acerca del principal metal que le faltaba por capturar en una cita olímpica para hacer perfecto su currículo.
Porque, con o sin oro en unos Juegos, el palmarés del astro salzburgués es, sencillamente, escalofriante. Tras igualar hace dos cursos el récord -vigente desde hacía más de 20 años- de cinco triunfos generales en Copa del Mundo que había logrado para Luxemburgo su compatriota Marc Girardelli (peleado desde joven con la federación austriaca), Hirscher lo mejoró la pasada temporada.
Y con las diez victorias que lleva esta campaña en esa competición no sólo avanza con paso firme hacia su séptima gran Bola de Cristal, sino que, después de igualarla ante su afición en el eslalon de Schladming -el pasado 23 de enero-, cinco días después superó (en el gigante de Garmisch, en Alemania) la segunda mejor marca histórica de triunfos de su compatriota Hermann Maier. La del irrepetible 'Herminator'. Elevándola a 55.
Ya sólo tiene por delante al sueco Ingemar Stenmark, a cuya plusmarca absoluta de 86 victorias sólo se acerca una mujer, la estadounidense Lindsey Vonn (81). Que el sábado se tuvo que conformar con ser sexta en el supergigante, en el que la checa Ester Ledecka -oro y plata hace un año en España, en los Mundiales de Sierra Nevada de snowboard- maravilló con su título olímpico.
Hirscher demostró este domingo, que, efectivamente, no nota síntomas de presión. Y prosiguió, con un nuevo éxito, su galope de húsares. Agigantando su propia leyenda, con una nueva exhibición en YongPyong, el Valle del Dragón. Donde rugió con fuerza, por segunda vez en lo que va de Juegos.
El campeón de Hallein ya fijó los cimientos de su victoria en la primera bajada, que lideró con 63 centésimas de ventaja sobre el francés Alexis Pinturault, plata en la combinada y que este domingo dio por bueno el bronce después de la sensacional segunda manga del noruego Henrik Kristoffersen. Protagonista de la gran remontada, al esquiar hasta la plata desde el décimo puesto provisional.
Otro noruego, Leif Kristian Nestvold-Haugen, ocupaba -a 68 centésimas- el tercer puesto tras el primer acto, por delante del italiano Riccardo Tonetti y del francés Mathieu Faivre, quinto.
Ryan Coghran Siegle, vigésimo primero en la primera manga, marcó la primera referencia buena en la segunda; que le sirvió para avanzar diez puestos en la clasificación.
El tiempo del estadounidense lo mejoró el suizo Loic Meillard, a quien, acto seguido, desbancó del liderato Kristoffersen, autor del mejor crono de la segunda manga. Y nadie movió de ese puesto al noruego hasta que bajó el gran Marcel.
De entre los cinco mejores de la primera manga, Faivre -octavo al final, por detrás del esloveno Zan Kranjec (cuarto) y de sus compatriotas Thomas Fanara y Victor Muffat-Jeandet- se quedó muy lejos del crono del nórdico.
El italiano Tonetti parecía estar haciendo la bajada de su vida antes de caerse en la parte baja de la pista. Y Nestvold-Haugen se vino abajo para acabar noveno y anunciarle a su compatriota que ya tenía asegurada la medalla.
Pinturault se quedó a cuatro centésimas de Kristoffersen, garantizándole la plata al nórdico, envuelto ya en todo un subidón de adrenalina. Pero ahí se acabó la fiesta de Henrik, grandísimo esquiador de 23 años que durante estos últimos se ha topado con el más grande. Que estaba aún en el portillón de salida.
Hirscher, todo un portento físico y técnico, se permitió el lujo de un par de más que mínimos fallos para firmar el segundo parcial de la manga -a cuatro centésimas de Kristoffersen- y ganar con holgura (con un margen de un segundo y 27 centésimas). Marcando un tiempo final de dos minutos, 18 segundos y cuatro centésimas en la pista 'Rainbow 1', con salida a 1.405 metros de altura y desnivel de 440.
En el eslalon del jueves podrá ampliar su propia leyenda, ya que un tercer oro lo igualaría a su compatriota Toni Sailer y al francés Jean-Claude Killy, triples campeones olímpicos del deporte rey invernal en Cortina d'Ampezzo'56 (Italia) y Grenoble'68 (Francia), respectivamente. En unos tiempos en los que sólo se disputaban descenso, gigante y eslalon. Lo cuál hace aún más grandes sus gestas. Pero que para nada restaría méritos a la de Hirscher.