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Carbu y Budy, los catalanes que dirigen a los esquiadores surcoreanos

David RamiroPyeongChang, 16 mar .- Jordi Carbonell, 'Carbu', y Josep Bort, 'Budy', son el director técnico y el skiman de la selección surcoreana de esquiadores con discapacidad visual. En PyeongChang están disfrutando de una experiencia exótica junto a los deportistas Jae Rim Yam y Mingyu Hwang, que han experimentado una mejoría notable a sus órdenes.
Antes de iniciar su aventura en Corea, la única relación de 'Carbu' con el país asiático databa de 2009, cuando se celebraron los Campeonatos del Mundo de esquí en Kanwonland. Con la selección española estuvo bastantes años como entrenador y director técnico, hasta 2014.
En diciembre de 2016 Carbu recibió una llamada sorpresa. Procedía de Corea del Sur. "Consiguieron mi teléfono, no sé cómo, y estuvimos un mes hablando porque aquí se lo toman con calma. Empezamos en enero de 2017. Primero cerramos un acuerdo por tres meses para probar ambas partes, empezamos en pruebas de Copa del Mundo en Eslovenia, y al volver ya me ofrecieron quedarme hasta los Juegos", desvela.
Carbu lleva entrenando a la esquiadora Jae Rim Yam desde enero de 2017 y desde julio a un chico, Mingyu Hwang, de 21 años. En su equipo de trabajo es imprescindible Budy.
"Con el único que puedo trabajar es con Carbu, porque en España ya tengo otro trabajo", apunta Budy, que, entre otras cosas, ha preparado las bicicletas para el ciclista de montaña olímpico José Antonio Hermida.
"Una condición que puse para estar yo en los Juegos era que Budy estuviese aquí", dice Carbu, mientras sigue trabajando en el taller que tiene habilitado por la organización para la selección de Corea del Sur a los pies del centro alpino de Jeonseong.
Su relación de amistad se remonta a muchos años atrás. "Coincidimos en un curso de skiman. En los Juegos de Vancouver 2010 ya estuve, pero Budy no, y yo le consultaba muchas cosas a distancia. Muchas veces cuando volvíamos de competir le dejaba los esquís de Jon y Miguel y de Gabriel y Arnau", confiesa.
La diferencia de nivel competitivo y de método de trabajo con los surcoreanos respecto a los españoles es sustancial. "Los coreanos son más disciplinados. Cuando dices una cosa, los que somos mediterráneos esperamos respuestas y hay un diálogo, pero con los coreanos a veces cuesta porque tienes que preguntarles qué sienten porque no te lo dicen. Para ellos lo que dice el entrenador va a misa y no hay discusión", confiesa Carbu.
El trabajo de Carbu como entrenador y de Budy como skiman está dando sus resultados. La mejora de los coreanos ha sido notable. "Los españoles tienen más experiencia y te piden cosas. Ya llevaban muchos años y eran más puntillosos, tenían más sensibilidad", dice Budy.
"Mi sensación personal es que han mejorado por lo que veo, pero mirando los puntos en el ránking, de forma objetiva, también se ve", apunta Carbu, que, aunque no ha llegado a residir de forma estable todo este tiempo en Corea del Sur, sí que ha pasado mucho tiempo en el país.
"La experiencia ha sido muy interesante, es otra cultura y otra forma de ver la vida. Somos totalmente distintos. Llegué el 18 de febrero para instalarme. Antes había estado haciendo con ellos pruebas de Copa del Mundo y entrenando aquí, en distintas instalaciones coreanas", señala.
"Hemos buscado pistas con similares características a las de los Juegos, pero es difícil porque son muy largas. Buscas estaciones con sectores similares y luego está el trabajo de cabeza con el atleta, de todos los elementos que se van a encontrar. También estuvimos trabajando en La Molina y en Andorra", declara.
La comunicación no ha sido un impedimento para el trabajo de los españoles y la mejoría de los coreanos. "Hablamos en inglés o en signos, porque en coreano sé cinco palabras de supervivencia. Los deportistas no hablan inglés muy allá, pero entre todos nos entendemos", dice Carbu.
Con Budy la comunicación también es fluida. Se encarga del material y de hacer que los esquís estén en perfectas condiciones para cada carrera en función de la superficie, las sensaciones y las necesidades de cada deportista.
"En principio es fácil porque o les van bien o mal. Hoy mismo ha venido la corredora a decir que los esquís le habían ido muy bien y estaba muy contenta. Hoy pedía que corrieran mucho", sonríe Budy, que, igual que Carbu, sabe que aunque los coreanos no digan nada por sus características se sabe qué tipo de esquí les va mejor.
El esquí es un deporte con tradición en Corea del Sur, se ve a bastante gente practicándolo, pero a nivel de deportistas no hay muchos.
Formar parte del equipo paralímpico de Corea del Sur les hizo desfilar en la ceremonia de inauguración en el estadio olímpico bajo la bandera de Corea del Sur.
"Estás jugando en casa, pero no es en casa. Igual se le hace más raro a Budy. Con un año ya me he acostumbrado a ver la bandera. En la ceremonia de inauguración, me sentía uno más entre ellos. Nos tratan como uno más. Tienen a muchos extranjeros en casi todos los deportes. Ellos igual han creído que al traer a gente de fuera les subiría su nivel", confiesa Carbu.
Desfilar en la ceremonia de apertura junto al resto del equipo surcoreano es algo que difícilmente podrán olvidar por la experiencia que supone.
"Yo me esperaba más ruido al salir. En cuanto al frío, yo nunca había estado tan bien. Nos dieron una chaqueta larga caliente, unos zapatos y unos guantes, pero también como curiosidad nos dieron un chaleco que es estufa, llevaba dos baterías como las de los móviles, una en cada bolsillo", declara Carbu.
Cuando acaben los Juegos el futuro no está decidido, dice Carbu. Su compañero, Budy, tiene una tienda de esquís y de bicicletas en Puigcerdá. "Mi trabajo es otro. Yo abandono el barco cuando me llama Carbu", sonríe.

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