Las 33 federaciones de deportes olímpicos de verano pueden presumir de "avances significativos" en sus prácticas de buen gobierno, aunque se estancan en áreas clave como la limitación de mandatos o la paridad entre sexos en sus órganos directivos.Así se desprende de un informe relativo al periodo comprendido entre noviembre de 2017 y marzo de 2018, encargado por la Asociación de Federaciones Olímpicas de Verano (ASOIF) y comparado con otro elaborado un año antes.
El documento se basa en las respuestas de las propias federaciones a un cuestionario de 50 preguntas en torno a cinco materias: transparencia, integridad, democracia, desarrollo y mecanismos de control.
Sobre un máximo de 200 puntos posibles, seis federaciones superaron los 150 (eran solo tres en el anterior baremo) y doce no llegaron a los 100 puntos que marcarían el aprobado.
Ocho federaciones estuvieron en la horquilla 120-142, otras diez entre 96 y 112 y nueve federaciones entre 46 y 89 puntos.
La nota media sube desde el año anterior de 104 a 121, aunque cierta parte de la mejora es atribuible a cambios en el cuestionario, admite el informe, que no identifica en ningún caso los deportes que mejoran o empeoran en cada baremo.
Entre las 28 federaciones olímpicas de pleno derecho (las otras cinco son asociadas, por no ser definitivamente olímpicas), 21 publicaron parte o todas sus cuentas auditadas, frente a las 18 que lo hicieron el año pasado.
Otro índice de transparencia que mejora son los mecanismos de ayuda a los confidentes, en caso de que surjan personas que se presten a denunciar irregularidades en materia de corrupción o dopaje. Bajan de once a cinco las federaciones que carecen de esos mecanismos. Seis federaciones emprendieron acciones basadas en informaciones facilitadas por esa vía.
El cuestionario de esta edición añadió una pregunta sobre equilibrio de género en las directivas. Solo una federación alcanza el 40 % de mujeres entre sus puestos de decisión. Nueve cuentan con entre un 25 y un 40 %; trece están por debajo del 15 % de representación femenina.
Otro asunto pendiente es la limitación de mandatos: en mayor o menor medida la aplican 16 de las 29 federaciones olímpicas, apenas una más que en la anterior medición. Las que la aplican coinciden, a grandes rasgos, con las mejor puntuadas en general.
"Casi todas" las asociaciones miembros de ASOIF disponen de programas educativos y de asistencia a entrenadores, árbitros o deportistas.
En general, las federaciones grandes, con más de 50 empleados y buenos ingresos, consiguen las mejores calificaciones. El informe aporta datos concretos sobre el dispar tamaño de los organismos deportivos internacionales: doce tienen menos de veinte trabajadores, trece entre 20 y 49, cuatro entre 50 y 119 empleados y otras cuatro más de 120.
Por ingresos, 18 federaciones cuentan con menos de 8 millones de francos suizos (6,6 millones de euros / 8,2 de dólares) anuales. En el otro extremo, seis federaciones disponen de más de 50 millones de francos (41,7 / 51,6).
El informe se complementa con una relación de ejemplos de buenas prácticas acometidas en ciertos deportes.
Entre ellos se cita a la FIFA (fútbol) y la UCI (ciclismo) por publicar la remuneración de sus altos cargos, a la ITF (tenis) por su unidad de prevención de la manipulación de partidos, a la IAAF (atletismo) y la UCI por su programa de protección de confidentes en materia de dopaje y a la FIBA (baloncesto) por elaborar una guía de comportamiento íntegro para sus deportistas.
La FISA (remo), por sus políticas de protección del medio ambiente, y la ITU (triatlón), por el equilibrio de género y geográfico en sus organismos, son también mencionadas.
La ASOIF estima que "hay mejoras evidentes" en las prácticas de buen gobierno de las federaciones, pero que queda "mucho por hacer" y se aprecian "grandes diferencias" entre unas y otras.
No obstante, está convencida de que la mejora de su gobernanza es "una prioridad" para las federaciones. Diecinueve de ellas han emprendido un proceso de reforma de sus estatutos en esa dirección.