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Italia confía en el encanto de Milán-Cortina para hacerse con los Juegos

Andrea Montolivo

Roma, 23 jun .- Italia vive con emoción las horas previas el anuncio de la sede de los Juegos de invierno de 2026, que el COI elegirá este lunes entre Milán-Cortina y las suecas Estocolmo-Are, confiando en el encanto de los Alpes para hacerse con la cita invernal por tercera vez en su historia.

El COI comunicará la decisión definitiva este lunes a las 18.00 (16.00 GMT) desde Lausana (Suiza), después de que Italia y Suecia superaran en el largo camino hacia el veredicto a las candidaturas de Sapporo (Japón), Graz y Schladming (Austria), Sion (Suiza), Calgary (Canadá) y Erzurum (Turquía).

Tras Cortina 1956 y Turín 2006, Italia sueña con volver a ser sede con un proyecto olímpico que fue confirmado oficialmente en octubre de 2018 y presentado, con resultados positivos, ante la Comisión de Evaluación del COI el pasado abril.

La tradición de Milán, que albergaría en el icónico estadio San Siro la ceremonia de apertura, y el encanto de los Alpes, con estructuras modernas y que requieren gastos contenidos, son las armas de un dossier olímpico que tiene cinco objetivos fundamentales.

Italia, según se informa detalladamente en las 127 páginas de su candidatura, quiere unos Juegos que sean "para todos", basados en un "desarrollo sostenible", que promuevan el "espíritu olímpico", que tengan "a los Alpes como centro fundamental" y que refuercen "la marca olímpica".

Para ello, el Comité Olímpico Nacional Italiano, presidido por un Giovanni Malagó extramotivado tras la fallida candidatura de Roma para los Juegos de verano de 2024, eligió cuatro centros: Milán, Cortina y las localidades de Valtellina y Val di Fiemme.

Los 80.000 asientos de San Siro, un estadio icónico en el que se disputaron dos finales de la Liga de Campeones de fútbol en los últimos 18 años (2001 y 2016), garantizarían una ceremonia de apertura digna de la 25 edición de los Juegos de invierno.

La principal Villa olímpica se ubicaría en Livigno, sede además de las pruebas de snowboard y freestyle, y Cortina sería el centro de las competiciones de esquí alpino femenino, curling, luge, bobsleigh y skeleton.

A poca distancia de allí se celebraría el biathlon (Anterselva), el patinaje de velocidad, el esquí de fondo y el salto con esquí (Baselga di Piné, Tesero y Predazzo); Bormio, por otro lado, albergaría las pruebas del esquí alpino masculino.

El gran final, con la ceremonia de clausura, se celebraría en la Arena de Verona, patrimonio mundial del Unesco y sede hace pocas semanas del triunfo histórico del ecuatoriano Richard Carapaz en el Giro de Italia.

El CONI destaca en su dossier olímpico que la mayoría de estas áreas son públicas y que solo la mínima parte está en manos privadas, lo que aumenta la transparencia de una candidatura que en Italia ven con notable optimismo.

"Estamos satisfechos, la candidatura de Milán-Cortina está construida de acuerdo con la Agenda de 2020, que quiere reducir los costes y optimizar la sostenibilidad", afirmó el presidente de la Comisión del COI, el rumano Octavian Morariu, tras su visita italiana en abril.

"Es un proyecto extraordinario. El equipo italiano trabajó con muchísima pasión, supo aprovechar y lucir su gran experiencia. Todo esto convierte la candidatura de Milán-Cortina en algo muy sólido", agregó.

En la última semana aumentó el interés en Italia para conocer el veredicto definitivo y muchos medios compararon la carrera por la adjudicación de los Juegos con un esprint ciclístico entre italianos y suecos, apelando a una metáfora relacionada con uno de los deportes más amados en el país transalpino.

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