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Control vs amabilidad: una cuarentena a la japonesa, pero con jamón

24 horas ya en Japón y primer día de cuarentena casi completo. El tiempo avanza, lento si estás encerrado, pero avanza, y el inicio de los JJOO de Tokio 2020 y el fin de la cuarentena, esperando que todo salga bien, también.

La realidad es que estos Juegos Olímpicos se van a celebrar entre unas medidas muy estrictas, muy restrictivas, y serán especiales por eso. Porque saldrán adelante en un contexto hostil, sin público, con el COVID merodeando. Por eso tiene más sentido contarlos, y contar su preparación.

La cultura japonesa tiene en su ADN muchas características, virtudes, defectos, pero matices muy propios. Eso les hace llevar a la máxima expresión el control y la organización. Y eso se detecta no en Japón, sino en los preparativos para estos Juegos. Ya aquí, de cuarentena de tres días en el hotel de Tokio, el control se traduce en un vigilante en la puerta del hotel, en permitir salir a la calle solo 15 minutos al día, cronometrados, para comprar comida; en la recogida y entrega de test COVID de saliva (antes de las 11 de la mañana); en la bolsa con toallas y agua que dejan en la puerta; y en muchos otros detalles que se suman en cada proceso, en cada paso que el gobierno japonés obliga a dar.

Pero en paralelo a ese control exagerado en ocasiones, está la amabilidad y predisposición con la que los japoneses intentan ayudar, orientar. Desde la seguridad, hasta los cientos de encargados en el aeropuerto portando carteles, pasando por los portadores de test. Japón lo ha puesto difícil para que extranjeros, más allá de deportistas, vengan a los JJOO, pero una vez dentro, intentan facilitar la labor, si sigues las reglas, claro.

Por cierto, que en esos 15 minutos de libertad de este primer lunes de cuarentena, además de un breve trayecto por mi barrio de Ueno y su precioso parque, me dio tiempo a acudir a un pequeño supermercado cercano y encontrar ¡jamón español, de Salamanca! Es una señal, fijo.