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Craviotto, 14 horas de ida y vuelta a Tokio y la ilusión de una bandera

Saúl Craviotto, abanderado olímpico español.
Redacción nacional

El piragüista Saúl Craviotto, abanderado de España este viernes en la ceremonia inaugural de los Juegos de Tokio junto a la nadadora Mireia Belmonte, está "nervioso" y siente "que no pasan las horas" para que llegue el que considera que será "el momento más bonito" de su carrera como deportista.

"No tengo mucha idea de cómo va a ser. No sé si es una bandera, si van a ser dos. Me recoge el bus a las 8 de la mañana y tengo siete horas de viaje a Tokio y siete de vuelta al día siguiente, pero estoy deseando que llegue", dijo en una teleconferencia de prensa desde Kyotango, donde está concentrada su selección.

El miembro del K4 español que aspira al oro, que en el caso de Craviotto se sumaría a sus otras cuatro medallas olímpicas, afirmó que la celebración de los Juegos de Tokio "es ilusionante para la humanidad en general".

"Esto engloba a todos los continentes, países y culturas. Que podamos competir es ilusionante, que la gente que vea la ceremonia por televisión se quede con eso", recomendó.

Para levantarnos del sofá

"Ojala que arranquemos alguna lágrima, que alguien chille o se levante del sofá. Todos los hemos pasado mal, todos conocemos a alguien que se ha visto afectado por el covid, mi entrenador perdió a su padre", recordó Craviotto.

El piragüista catalán indicó que en los últimos meses "la palabra clave para los deportistas ha sido adaptación" y lo mismo sucede con las duras condiciones de estancia en Japón. "Si tienes que hacerte un test de antígenos cada mañana, te lo haces y a seguir".

Craviotto indicó que ha vivido "en una burbuja" para aislarse de las noticias que apuntaban a una cancelación de los Juegos y ahora solo piensa en dejarse "la piel" para obtener otra medalla.

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